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viernes, 18 de febrero de 2011

Bajo el mismo paraguas. (En Hoy por Hoy León, 18 de febrero de 2011)

Era un paraguas azul que sostenía el alcalde en su mano izquierda. Bajaban por Ordoño bajo la lluvia, supongo que en dirección al Ayuntamiento. El alcalde hablaba y gesticulaba enérgico con su mano derecha. A su izquierda, serio, en silencio, escuchaba el vicealcalde. Caminaban solos, seguidos por su escolta de seguridad a una distancia técnicamente oportuna.  Llovía. Los vi pasar en un segundo, mientras esperaba que cambiase la luz del semáforo. Sólo me dio tiempo a registrar en la memoria el semblante hermético del vicealcalde Chamorro y el gesto tenso del alcalde Fernández, caminando bajo la lluvia al amparo de un paraguas azul de dimensiones considerables.

Hacía apenas un par de boletines de noticias que acababa de escuchar cómo uno acusaba al otro de mentir. “Es una mentira a sabiendas de que miente a los leoneses. Miente descaradamente porque el artículo 19 del reglamento…”, había dicho Chamorro a propósito del anuncio reiterado por parte de Fernández de que el PSL contaría con grupo propio en Fuensaldaña. Me costó verlos de golpe caminar bajo el mismo paraguas. Se supone que serán obligaciones de los cargos, que vendrían de algún acto oficial cerca del Ayuntamiento y, bueno, ¿qué cosa más natural que volver juntos dando un paseo? Les aseguro que no le di más importancia. Sólo me pareció extraño, porque me costaría sostener un paraguas para que no se empape alguien que acaba de acusarme públicamente de mentir. 

Cierto que la mentira, en principio, ni siquiera es tal, porque, como dijo el portavoz del PSOE, modificar el reglamento para que el PSL tenga grupo propio «es más factible que modificar el Estatuto de Autonomía y segregarse». 

Me llama la atención el uso de la palabra “segregarse”. Es un uso apropiado, no lo discuto, pero la palabra segregar, además del sentido de separar algo de otra u otras cosas, tiene otros sentidos menos finos. Sirve para describir el acto de secretar, excretar o expeler y también se emplea hablando de separar y marginar a una persona o a un grupo de personas por motivos sociales, políticos o culturales. No me imagino un León secretado, excretado o expelido, como no quiero ni pensar en un León marginado por motivos sociales, políticos o culturales. Y el caso es que la palabra tal vez sea la apropiada, porque “secesión” o “desunión”, también tienen matices extraños y la sencilla “separación” tiene un aire conyugal del que casi todos los políticos que conozco huyen.

El caso es que, a los pocos días, vuelve la polémica del grupo socialista leonés, esta vez porque el alcalde sostiene, ante el líder de los socialistas castellanos y leoneses, que el PSOE de León no renunciará a su aspiración de constituir un grupo propio. Algo que se ve que al candidato López no le hace ningún chiste. Y se pregunta uno por qué. Si ese supuesto grupo socialista leonés anuncia antes de constituirse que nunca romperá la disciplina de voto, ¿a qué puede tener miedo Castilla? Claro que, si no se va a romper la obediencia debida, también cabría preguntarse en qué saldría ganando León.

Pero, como todo esto sólo son hipótesis, nos quedaremos con la imagen del alcalde y el vicealcalde amparados por el mismo paraguas protector. Un paraguas azul que, llevo ya un rato queriendo decirlo, era un paraguas de propaganda y traía impreso el logo de la empresa que lo había regalado. Podemos decir que nuestros dirigentes, en su lucha por saber quién de los dos es más leonesista, ese día, se mantenían a salvo de la lluvia amparados por ALSA.

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