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domingo, 20 de noviembre de 2011

El domingo, matanza. (En Hoy por Hoy León, 18 de noviembre de 2011)

Dicen mis análisis que tengo el colesterol por encima de lo deseable. No es cosa de alarmarse todavía, según mi médico, pero sí algo que conviene ir vigilando. Le haremos caso, qué remedio, pero no sé si el asunto nos llevará a buen puerto, porque está claro que cuando uno se pone a vigilar, descubre cosas. Lo había oído decir como un cliché que se repite sin pensar, aquello de que, si vas al médico, algo te encuentra. Ahí está la prueba, si no es el colesterol, son los triglicéridos o la tiroxina, la bilirrubina o alguna otra puñeta, que raros son los que se hacen un análisis y lo tienen todo perfecto. Claro, que, normalmente, cuando uno va al médico es porque no se encuentra bien. Eso mismo pasa en el Ayuntamiento de León, que no se encuentra bien y ha decidido hacerse una RPT (Relación de Puestos de Trabajo, dicen) y se ha puesto a vigilar lo que trabaja el personal y le ha pasado lo que a mí con los análisis, que el que busca, encuentra.

Me gustaría saber si el nivel de irregularidades que se ha ido encontrando entre los trabajadores del Ayuntamiento alcanza límites patológicos o si es algo como lo mío, algo para ir vigilándolo sin alarmarse, sin necesidad de tomar pastillas de ninguna clase, todavía. Así leído, el titular de ayer en el periódico -“El Consistorio detectó a 97 empleados ausentes de su puesto en cuatro meses”-  asusta un poco. Nos pasa siempre cuando abrimos el sobre al recogerlo en el Laboratorio y comparamos con las tablas de valores normales. Luego, cuando se ven todos los datos en conjunto y son interpretados por el médico, se da cuenta uno de que la cosa no es tan seria. No es que 97 trabajadores se hayan pirado durante cuatro meses, es que en esos cuatro meses se han detectado 97 ausencias. Otra cosa es que en el Mercado Nacional de Ganados algunos tengan por costumbre irse a casa unos minutos antes o que haya sus más y sus menos sobre la forma en la que se debe  disponer de la media hora para el café. 

No voy a ponerme a defender a los trabajadores del Ayuntamiento, ya saben que no creo excesivamente en las generalizaciones, y habría que hablar de cada caso, algo que nos resultaría totalmente imposible dado el volumen tan importante de empleados que tiene el Consistorio. Pero ellos sí, los dirigentes políticos sí que tienen la obligación de hacerlo, de manera que me parece bien que hagan un estudio de la carga de trabajo de cada puesto. Es como si el médico de cabecera les hubiera pedido una prueba más específica, una ecografía o un TAC, y ahí sí que van a salir datos que luego habrá que saber qué hacer con ellos, que una cosa es el diagnóstico y otra muy distinta el tratamiento. Me temo que, vista la deuda monstruosa que arrastra, el enfermo tendrá que pasar, lo queramos o no, por el quirófano.

El control nos obliga a tomar medidas. Ya sabemos que se han enviado cartas de aviso. Está bien. Suena a, “como sigas así, te vas a tener que poner a dieta”. Con eso no se baja el nivel de colesterol. Hay que salir a caminar, hay que controlar lo que se come, hay que tomar decisiones y ponerlas en práctica. Yo, por lo pronto -fíjense que inconsistencia- este fin de semana no me pierdo las Jornadas de la Matanza de Puebla de Lillo, un festín de morcilla, picadillo, costilla con patatas, manos, morro, oreja, lomo, justo lo que yo necesito para lo mío. Pero ustedes me dirán, ¿acaso hay mejor forma de afrontar la jornada de reflexión y las elecciones?

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