Buscar este blog

martes, 6 de diciembre de 2011

Hay veces que la Navidad no luce. (En Hoy por Hoy León, 2 de diciembre de 2011)

       Es verdad que hay veces que la Navidad no luce. Me sale fácil el juego de palabras a propósito del anuncio de la concejala en lo que se refiere a la iluminación navideña, pero no me resisto, porque está claro que esta Navidad que nos viene va a ser poco lucida. Ya saben, a desempolvar las bombillas, a reparar estrellas navideñas, a maquillar la penuria sacando los espumillones por la ventana. Hay veces que la Navidad no luce.

         Lo avisan las asociaciones de comerciantes, que hablan de una campaña de ventas inusual en la que ya algunos han tenido que bajar los precios a la vista de la caída del consumo. Estas en las que estamos volverán a ser las semanas de mayores ventas del año, pero los consumidores frenaremos el impulso consumista, los que ya están sufriendo la dureza de la crisis, porque no tienen y los que todavía creen que la crisis no les afecta, porque les da miedo gastar lo que tienen. Y como el impulso de la sociedad de consumo es el gasto, la ecuación es bien sencilla, se para el motor y la rueda no avanza. Lo explicaba en términos un poco carniceros el presidente de la Asociación Leonesa de Edificación y Obra Pública, quien decía el martes en Hoy por Hoy León que el dinero es la sangre de sus empresas y que el problema es que la sangre no circula por causa de la crisis, que para que haya nuevos proyectos o nuevos compradores el sistema financiero debería inyectarles sangre en las venas. El símil es feroz y algunos de los hipotecados hijos de Eva sentirán en sus carnes la herida abierta que supone comprobar que aquel tesoro que habían conseguido con tanto esfuerzo, su piso, su casa, su apartamento, ahora vale como poco un 25 % menos de lo que todavía hoy están pagando. El panorama desolador que se dibuja al lado es el de 5.000 viviendas esperando comprador y el despido de unos 6.000 trabajadores, según los datos que se manejaban en la entrevista del martes. ¿Cómo vamos a tener unas Navidades luminosas con semejante estado de la cuestión?

Si no compramos, la sangre no circula y como la sangre no circula, no tenemos con qué comprar. Es lo que se dice un perfecto círculo vicioso. Lo que no se nos cuenta es el camino que hemos andado hasta llegar aquí. No sé si acuerdan de un cómic de Asterix en el que un perverso enviado del César envenenaba a los irreductibles galos con el negocio de la compra-venta de menhires. Algo así nos ha pasado, así es que Sic Transit Gloria Mundi. Hubo un tiempo en el que todo era fortuna del que hoy sólo quedan estructuras de edificios a medio terminar y casas deshabitadas.

Pero siempre nos quedará Ordoño, una calle que cada poco necesita ser levantada y readoquinada, un gusto ver que el Servicio de Obras sigue en marcha, aunque el Ayuntamiento tenga la sangre congelada.

No hay comentarios:

Publicar un comentario