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miércoles, 15 de febrero de 2012

Vivir en la Calle Zapatero. (En Hoy por Hoy León, 10 de febrero de 2012)

Desde que se supo que el ex Presidente Zapatero se retiraba a sus cuarteles de invierno, dejando la Presidencia del Gobierno y la Secretaría General del Partido, empezaron a circular los rumores sobre su futuro: que si ya había alquilado un chalet en una urbanización de Carbajal, que si se estaba construyendo una casa en una parcela a la salida de León por esa carretera, que si se iba a quedar en Madrid para atender sus obligaciones institucionales como miembro del Consejo de Estado, que si aquello o que si lo de más allá. Ocurre con el ex Presidente del Gobierno como con otros cargos importantes de la administración socialista, que han tenido que ir dejando sus sillones para que sean ocupados por posaderas designadas desde el nuevo orden del Partido Popular. Una vez que se produce el relevo, el interés curioso del personal necesita detalles de lo que van a hacer unos y otros, si se van a reintegrar a los trabajos que tenían antes de acceder a los cargos, o si se van a ir recolocando en nuevos puestos al abrigo del vendaval que barre a los socialistas de todos los centros de poder para esperar mejores tiempos.

Lo hemos dicho muchas veces. Es el viejo análisis de Max Weber destapando las miserias de la política por profesión frente a la política por vocación. Como resulta que nuestra sociedad hiperespecializada ha hecho de la política una profesión, los profesionales de la política que se quedaron sin puesto necesitan de una recolocación. Muchos dirán que no es su caso, que ellos son funcionarios de la educación o profesionales liberales o empresarios o empleados de banca o inspectores de hacienda, pero es difícil ver el caso de un político profesional que, al perder unas elecciones, regresa a su puesto de trabajo. Lo normal es que se le encuentre un hueco en algún rincón del partido, de la administración o de las empresas aledañas al poder político que, en la sociedad nuestra tan falsamente liberal, son hoy todas las grandes empresas. El problema es que, tras la pérdida de las elecciones municipales y autonómicas y después legislativas, a medida que se han ido produciendo relevos en todos los escalones del poder, se han ido quedando demasiadas posaderas sin asiento. Lo que le faltaba a los socialistas, me refiero a los del PSOE leonés, es la escasa presencia también en los órganos de decisión del partido después del último Congreso. Parece que se impone la política por vocación, porque la profesión se ha puesto muy difícil.

Seguro que no es el caso de Zapatero, quien seguro que sabrá seguir el consejo de Felipe González cuando dijo que un ex presidente debe saber ser un jarrón chino, con lo que seguro que él no tiene este tipo de preocupaciones. Lo que ya no sé es cómo encaja lo de que en León le dediquemos una calle. A mí no sé si me gustaría. Es como que te metan en un museo y te coloquen en una urna al lado de otros que ya tienen calle como Ordoño II, Alfonso V, el Alcalde Miguel Castaño, el Alférez Provisional o Manuel Fraga. ¿Está seguro de que quiere que le dediquen una calle? Si es así, adelante, que yo opino como el 60% de los encuestados por Radio León, que  dice que, como ex Presidente, debe tener tal reconocimiento de su ciudad. Es verdad que solo se habían emitido diez votos cuando miré la encuesta, no sé si es porque la gente no participa o porque el tema les resulta irrelevante, por obvio. 

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