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viernes, 19 de octubre de 2012

Un evento de entidad trascendente. (En Hoy por Hoy León, 19 de octubre de 2012)


Es algo que decía Gómez Caffarena: “no confunda trascendente con trascendental”. La cita no es mía, porque yo no bebo de las fuentes tanto como debería, sino que la he tomado de un compañero que estudió filosofía en Comillas y conoció al viejo profesor de primera mano, por lo que debe ser legítima. Viene a cuento por lo que ha dicho el Alcalde de Ponferrada del Mundial de Ciclismo, que por lo visto, según él, va a ser un evento de entidad trascendente.

No digo yo que todo el mundo tenga que entender de filosofía, y mucho menos, aunque debería, alguien que, en estos tiempos de urgencia electoral, se dedica a la política, actividad a la que se ha despojado de toda dimensión reflexiva, convirtiéndola en algo plano, aplastado en el día a día de la lucha por el sillón, el proceso inmediato de acción y reacción a los vaivenes de la opinión pública y la presión de las instancias superiores, ya sean del propio partido o de las instituciones que están por encima del ámbito de cada uno, el Alcalde sobre el Concejal, la Diputación o la Consejería sobre el Ayuntamiento, la Junta sobre los Consejeros, el Gobierno sobre las Autonomías, Europa sobre los Gobiernos, los Fondos de Inversión sobre todas las cosas. Y de pararse a pensar, no hay tiempo. Así es que ¿cómo va usted a pretender que haya un Alcalde que distingue entre trascendente y trascendental? También es dudoso que pueda tener entidad un evento. Claro que el mundo es lo que acontece, lo que sucede. Lo que eventualmente puede suceder o va a suceder, también lo es, supongo. Quizá por eso vale decir que ese evento tiene entidad y sí, quizá sea trascendente, aunque, me imagino que el Mundial no es algo que está más allá de los límites de cualquier conocimiento posible. O tal vez sí, ¿quién sabe de esto lo bastante como para señalar la línea que separa lo que es posible conocer de lo que no?

En realidad todo esto no es más que una defensa de la filosofía, una defensa animada por la iniciativa del Aula Hospitalaria del Hospital de León que quiere poner en marcha un aula de debate para abordar con los niños ingresados en la planta de Pediatría los temas eternos del hombre, la realidad, la felicidad, la realización personal, la belleza, la vida en sociedad y, por supuesto, tratándose de niños enfermos, la reflexión sobre la salud, la vida y también, aunque se haya convertido en tabú en el aséptico mundo de plexiglás que nos vende la publicidad, el carácter inevitable de la muerte. Me gusta la iniciativa, porque tiene valor. Valor para la vida, valor para las personas, más allá de que algún día, alguno de estos niños llegue a ser Alcalde y distinga trascendente de trascendental, en el sentido de importante, porque el viejo Kant quería decir otra cosa cuando empleaba este concepto.

Por cierto que ya nadie escucha la radio en los hospitales. No sé si aquí en León se hacía, pero en Ciudad Real había un programa en Radio Popular que se llamaba “Radio Alegría. La voz de los enfermos”, que servía para entretener las horas de tedio en el encierro hospitalario con un sencillo esquema de mensajes entre los pacientes y sus familias y los allegados del pueblo. Tenía un punto macabro que no creo que valga la pena recuperar. En esto hemos ganado mucho con el móvil y el “guasap”.