Tras la entrevista del martes al Consejero de Fomento de la Junta de Castilla y León, me quedó la idea
de hacer una lista de cosas que podríamos colar. Se me ocurrió al escuchar su reacción
a la pregunta de Chechu sobre la posibilidad de “colar”, dicho entre comillas,
si es que las comillas se pueden usar en la radio, la autovía León – Bragança
en el Plan de Infraestructuras hasta 2024.
Por ejemplo, podríamos colar
las palabras “crisis” y “catarsis” en una reunión de la Comunidad de Vecinos
del modo siguiente: “Ante la crisis que supone el incremento del coste del
mantenimiento del ascensor, se propone una catarsis de la energía acumulada en
los sucesivos enfados de los vecinos cada vez que llega la cuota. Tal solución,
aprovechando el coste cero de las escaleras, pasa por subir andando y los del
sexto que hagan piernas”. Y que quede claro que todos tenemos legitimidad para
hablar, eso sí, lo que es tener derecho a hacerlo es otro tema.
Cosas que también podríamos
colar: una actitud. Un modo deportivo de entender la vida. Vamos a colar un
eslogan, vamos a ser didácticos, vamos a establecer ámbitos de responsabilidad
política y territorial. Esta es la idea: unos miran por León, mientras otros
miran más allá. Por eso, porque en el fondo todos estamos obligados a mirar un
poco más allá, porque una cosa es lo que debería de ser y otra lo que es,
tenemos que comprender que el vendaval de la crisis sopla contra Vestas, le
levanta el flequillo a los medallones de la fachada del Parador, saca de los
mostradores a cientos de trabajadores de aquello que antes fueron las Cajas,
empuja a mirar más que nunca por cada euro que se gasta. La crisis se convierte
en realidad y la realidad obliga, de manera que la prioridad no está en las
infraestructuras. Por eso Renault quiere que los componentes de sus coches se
fabriquen lo más cerca posible de sus propias fábricas, porque tiene que mirar
cada euro y no porque la capital de la provincia de Valladolid sea Valladolid,
que eso es solo una coincidencia.
Podríamos colar juegos de
palabras que, fuera de contexto, y pido sentido del humor para entender la
pequeña broma, se muestran como conceptos sublimes. Apunto tres: la “capacidad
de movilidad por parte del modo aéreo” que es algo que tanto sirve para el
complejo vuelo del buitre leonado, como para la inverosímil técnica de manejo
de platillos volantes; “la imposibilidad medioambiental del desdoblamiento”,
que aplicado a una autovía que no se puede construir adquiere el significado de
que, en tiempos de crisis, no hay mal que por bien no venga; y, por último, con
la debida veneración y salvando las distancias, la impronta surrealista o, si
se me permite, el concepto Azcona, la idea de “adelantar todo lo que no suponga
ejecución”, una frase que quizá Gila apostillaría diciendo que las ejecuciones
son muy feas y a veces manchan y se le queda al ejecutado una cara así como de
pocos amigos que da pena verlo, ¿sabe usted?
En fin, lo que se puede
hacer se hace y se hará. Lo que no se puede hacer no se puede decir que se va a
hacer. Pura metafísica. Lo dijo Wittgenstein en el Tractatus: “lo que se puede
decir, se puede decir claramente y de lo que no se puede hablar, lo mejor es
callarse”. Lo malo es que luego se desdijo.
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