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lunes, 21 de enero de 2013

Candelabro. (En Hoy por Hoy León, 18 de enero de 2013)


Aquel famoso lapsus de una Miss España nos puso a todos “en el candelabro” para referirnos a esas situaciones en las que alguien se ve expuesto a la mirada de los demás, al juicio de los otros, por la extremada publicidad de un suceso o noticia. Ya es tan coloquial la expresión que, para algunos, queda muy lejana la expresión “estar en el candelero”, que es la que dio origen al error. Sofía Mazagatos se sentía tan agobiada por estar siempre en el candelero que subió de categoría al artilugio y lo convirtió en candelabro.

En esta semana, de los sucesos o noticias que han estado en el candelero, hay muchos que me resultan inquietantes, sin necesidad de hablar de Siria, de Mali, de Argel o de los vaivenes de la política nacional al hilo de los ecos de la corrupción. Me inquietan los movimientos que se advierten en el terreno barrenado de la minería, la caída en picado del número de autónomos, los kilómetros de ida y vuelta que no parecen quitar el sueño a nadie, pero que llenan páginas y páginas de información. Me duelo del accidente de tráfico que se ha llevado este martes la vida de dos jóvenes que volvían a su casa en la confianza de estar viviendo un martes cualquiera, sin saber que era un martes de dolor, un inusual martes tocado de espanto.

Ha sido esta la semana del Decreto de Ordenación de las enseñanzas de Grado y Máster en el ámbito de Castilla y León, por su presentación a los Rectores, algo que, ante la crisis, ha vuelto a poner en el candelero, que no en el candelabro, la necesaria reordenación del modo en que se organiza la enseñanza universitaria en nuestra Comunidad. Y ha hablado el Consejero, esta vez sí, de “enseñanzas candelabro”, de fusión de titulaciones y de dobles titulaciones, con la idea de que los recursos que existen se aprovechen al máximo. Así dicho, suena bien y no se entiende por qué no se ha hecho antes, por qué ese despliegue de hiperespecialización. Dice el Rector Hermida que le parece bien la medida, que “trata de poner orden en una cosa que realmente se ha ido de las manos” . Ya lo escribió Ockham en el siglo XIV, no se debe postular la pluralidad sin necesidad o en su forma más conocida: no es necesario multiplicar los entes sin necesidad. Y la Universidad en Castilla y León ha sido un continuo multiplicar de entes. En realidad, la universidad española ha sufrido un proceso de multiplicación casi equiparable al modo en el que se han reproducido los aeropuertos. Ahora nos encontramos con aeropuertos en los que no vuelan ni las moscas y grados en los que no se matriculan alumnos suficientes, pero, como es natural, nadie quiere cerrar su aeropuerto o que se elimine su escuela y tenemos que encontrar soluciones tipo candelabro. Como el propio Hermida ha declarado, “si tenemos un poco de imaginación, podemos sacar cosas positivas”. Es un viejo eslogan, la imaginación al poder. Habrá que meter la navaja de Ockham en la Universidad como en tantas cosas, pero que se haga pensando en los próximos veinte o treinta años, no para resolver el problema inmediato del presupuesto de este curso que no nos llega para pagar los membretes de los folios.

¿Se acuerdan del Cluedo? ¡Que no tengamos que decir que la Junta se cargó la Escuela de Minas en el marco de la crisis con el candelabro!

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