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lunes, 7 de enero de 2013

Noche de Reyes. (En Hoy por Hoy León, 4 de enero de 2012)


En la rueda de prensa de presentación de la Cabalgata de Reyes de este año, el Concejal anunció que habría poco carbón, porque hemos sido muy buenos. En apenas veinticuatro horas, nos enteramos de que el ERE suspensivo que el Grupo Alonso tiene planteado para los trabajadores del Pozo Santa Cruz, podría convertirse en extintivo. Atrás quedan los días de encierro en los momentos más intensos de la protesta contra el Plan del Carbón del gobierno Rajoy. Todo un símbolo de aquella reciente protesta, el encierro en el Pozo Santa Cruz, se revela ahora también como punta de lanza en el desmantelamiento efectivo de la industria del carbón. La pregunta es si será por eso –y no porque hayamos sido buenos- la escasa presencia del carbón que se anuncia para la cabalgata.

No sé qué tendrá preparado Marcos Valbuena para el desfile de mañana, pero creo que este año el carbón debería tener en él una presencia especial. La Cabalgata de Reyes debe pensarse para los niños, porque son los verdaderos protagonistas de la noche. No obstante, de todo lo que pase por delante de sus ojos, lo único importante será la magia de Sus Majestades, del resto no se van a enterar. Por eso, todo lo demás debe hacerse pensando también en los que no son niños, en los que han perdido la capacidad para ver solo lo esencial. A esos otros, que son muchos, habrá que darles un discurso, el discurso del desfile, que debería incorporar mensajes más allá de los globos de colores, los zancudos o los comefuegos. Será por eso que se ha pensado en la necesidad de que los Reyes desfilen acompañados por cuatrocientas cincuenta personas, que haya un espectáculo aéreo sobre la fuente de Santo Domingo y que se termine con otra actuación en la plaza de Guzmán, tras la cual habrá un espectáculo pirotécnico. Digo yo que será por eso, porque en lo que hace a los niños, lo que cuenta es la magia. Lo digo porque lo sé bien: más allá de todos los colorines, las luces, los bailes regionales, los danzantes, los figurantes, incluso el camión del carbón, tan temido, o el de los bomberos, tan necesario para alcanzar las ventanas más altas, lo que cuenta es la presencia de la magia, personificada en tres figuras reales parapetadas en lo más alto de sus respectivas carrozas.

Supongo que es necesario gastar cuarenta mil euros en que Sus Majestades se sientan convenientemente agasajados en su llegada a León. ¿Qué son cuarenta mil euros en comparación con toda la ilusión que su presencia traerá a nuestras casas? No lo planteo en términos de negocio, entiéndanme, es que no tengo nada claro que sea necesario gastar este dinero para celebrar la llegada de los Reyes. Probablemente esté equivocado. Y tampoco entiendo bien la decisión de externalizar su organización, habiendo muchos profesionales sobradamente capaces en el Ayuntamiento para llevarla a cabo. También estaré en esto confundido.

Habrá poco carbón mañana y muchos kilos de caramelos. Habrá dos espectáculos, cientos de figurantes, grupos de bailes regionales, bailarines de una escuela de danza, hasta fuegos artificiales para terminar. Muchos se volverán locos recogiendo del suelo los caramelos. Yo, como los niños, me quedaré de pie, mirando hacia lo más alto de la carroza, enganchado en la magia de los Reyes. No necesitaré nada más.

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