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viernes, 12 de abril de 2013

Postureo. (En Hoy por Hoy León, 12 de abril de 2013)



Hay una cuenta de twitter que se ha hecho muy famosa. Se trata de @postureo_ y lo que me gusta del fenómeno no es que exista la tal cuenta o que tenga más o menos éxito. Lo que me parece interesante es que se haya extendido tanto el concepto y eso que ya sabemos, desde Pazos, que el concepto es el concepto. Se habla de postureo para explicar situaciones ridículas en las que nos colocamos en posición de aparentar algo que efectivamente no somos. El concepto “postureo” se explica solo, porque la palabra, de pura expresividad, ya nos deja ver a qué se refiere, pero, por si hiciera falta, ahí van un par de ejemplos tomados de esa cuenta de twitter: “No es tinte, es que a mí el pelo se me aclara con el sol” o este otro, “Subir con tu vecino gordo en ascensor y mirar de soslayo el cartelito de la capacidad de carga”. Esto del postureo es un mundo que a mí se me escapa y me pregunto si hablar del postureo será en sí mismo hacer postureo o si decir que no me termina de gustar también lo es. El caso es que se trata sencillamente de provocar una sonrisa, un sencillo “ja”, porque es verdad que no da para un “ja,ja,ja”.

Ha habido mucho postureo entorno a la cuestión de la deuda. Me refiero a la deuda del Ayuntamiento de León, ya saben, esa masa viscosa que se escapa desede San Marcelo, pero no de ahora, sino desde hace muchos años, desde aquellos tiempos en que la política no se entendía sin que quienes gobernaban sobrepasasen sus presupuestos de manera sistemática. Eran tiempos en los que se decía que un organismo que no agotaba su presupuesto no estaba bien administrado. Había que invertir, había que gastar más allá de los recursos con los que se contaba. Y para hacerlo se solicitaban créditos, créditos sobre créditos, contracréditos para pagar los intereses de anteriores créditos, en una espiral de delirio financiero que se sostenía sobre la infantil fantasía de que tal vez la deuda nunca se tendría que devolver, pero resulta que no, resulta que es como en el bolero, que esta es una deuda que tienes que pagar, como se pagan las deudas del amor.

“No”, decía la canción, “no voy a llorar”. Y eso es lo que nos dicen ahora desde Europa, que hay que pagar, que no hay más piedad que la del Monte de Piedad. Así es que es postureo cualquier posición que se adopte en lo relativo al crédito del ICO para la refinanciación de la deuda. Es postureo vender sus bondades, porque aunque es un nudo que se afloja, no se podrá desatar en los próximos veinte años, pero también es postureo decir que ha sido una mala gestión conseguir estas condiciones o que se trata de una herencia que dejará para el futuro el actual Alcalde, porque entiendo que la deuda no ha sido generada por este equipo de gobierno y entiendo que es un problema al que se debe dar solución. Lo desesperante es que ese problema exista, que no hayan funcionado los mecanismos de control que hubieran hecho imposible llegar a la desesperada situación en la que están las cuentas, que veamos venir la presión sobre nuestros bolsillos, aunque solo sea al descubrir el coche radar de la policía escondido entre dos camiones en la carretera de Caboalles para hacer caja a base de multas. Que eso sí que es postureo, que se atrevan a decirnos que es por nuestro bien, para hacer que la circulación sea segura.

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