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viernes, 19 de abril de 2013

Puccini. (En Hoy por Hoy León, 19 de abril de 2013)


Un valenciano, amigo de un buen amigo mío, terminó una cena en un restaurante de Fontanos subido a la silla cantando un aria de Puccini. Fue de traca, se lo pueden imaginar. Concretamente cantó el Vissi d’arte, de Tosca, como si fuese la Callas y no sé si me reí más por lo grotesco de la situación o por lo gracioso que estuvo el valenciano explicando a la concurrencia lo que quería decir la canción, porque tradujo “vissi d’arte, vissi d’amore” por “tengo vicio por el arte, tengo el vicio del amor”. Casi me da algo cuando lo dijo, porque lo que significa la letra es sencillamente “viví del arte, viví del amor”, pero en aquellos días el valenciano, ya de una cierta edad, andaba detrás de una gallega mucho más joven que él y se ve que en el amor, como en la guerra, es verdad que vale todo.
Así es que ya saben: he vivido del arte, he vivido del amor se puede traducir al italiano como vissi d’arte, vissi d’amore y del italiano al español, como a uno le dé la gana. Me acordaba de esta vieja historia del valenciano cantante porque me siento rodeado por todos esos que, como él, han vivido y viven del arte, pero no de ninguna de las bellas artes, sino del sencillo arte de ser “un artista” y saber estar donde hay que estar en el momento en que conviene. Lo digo hoy, en este momento en el que seguramente aún estará en marcha la concentración de los trabajadores de Antibióticos en la Plaza de Botines.
Han tenido mucha paciencia, aguantando hasta aquí, sometiéndose a las circunstancias de los EREs que van y vienen al ritmo del interés de esa empresa, mimada por todas las administraciones, que ha colocado por la gatera su decisión de acogerse a la Ley Concursal, algo que hizo en enero sin que, según lo que se dice en los medios de comunicación, ni los trabajadores, ni la propia Junta hubieran sido informados. Vissi d’arte, que diría un italiano y como ya no puedo seguir viviendo del tema, hago los papeles de la quiebra aunque siga habiendo demanda para lo que produzco. Es verdad que suenan canciones optimistas en forma de nuevos compradores, esperemos que no sean cantos de sirena.
Veo la foto de Pucci reunido con el Alcalde hace más de un mes para analizar la situación de los trabajadores que, por entonces, ya llevaban meses sin cobrar y me asombra saber que ya estaba en marcha el proceso de quiebra, que por entonces Pucci ya sabía que se habían acogido a la Ley Concursal. Alguien tomaba el café con sacarina. Es un detalle estúpido, lo sé, pero más allá de la pulcritud de los trajes, del lustre de los zapatos, del entorno noble del lugar escogido para el encuentro, me llamó la atención el bote de sacarina junto a una de las tazas. Hay que cuidarse.
         Así es que vissi d’arte y también d’amore. Todavía resuenan los petardos del miércoles de los mineros y aquí tenemos en Botines la protesta de Antibióticos. Nosotros a lo nuestro, señalados por no llevar la pegatina de la ITV, acosados por el IRPF, recortados contra la pared  de ese estado del bienestar que se derrumba y sabiendo que, como diría el valenciano, contra el vicio de pedir, está la virtud de no dar.
         Creo que la frase es de Groucho Marx. “Que paren el mundo, que me bajo”. Ganas me quedan de bajarme, se pare o se empeñe en seguir andando.

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