Mañana celebramos otra vez
el día de la mujer. Otra vez ocuparemos tiempo en recordar lo obvio. Me
gustaría que llegase un día en el que ya no tuviésemos que hacerlo, pero basta
escuchar las noticias de esta última semana para darse cuenta de que sigue
siendo necesario, de que hasta valdría la pena recordarlo cada día y no uno en
especial. Es verdad que no es de las víctimas de la violencia machista de lo
que hoy toca hablar, sino de algo que va más allá. Hoy toca hablar de la
situación de partida.
Y resulta que la situación
de partida es la misma, que todos nacemos iguales. Lo que pasa es que luego se
nos va reconduciendo en una dirección divergente, de manera que se nos olvida
aquello de la igualdad y hasta nos creemos que es verdad que el fútbol es cosa
de chicos y la plancha un asunto de mujeres. Hay hechos biológicos
incuestionables que nos hacen distintos, claro, eso es otra obviedad, pero es
que hace ya mucho tiempo que los seres humanos, en nuestra evolución, hemos
incorporado nuestra propia humanidad a la biología, de manera que, en nuestro
modo de adaptarnos al medio, influyen los aspectos culturales tanto o más que
la genética. Somos un producto de nosotros mismos, el resultado de nuestra
propia acción transformadora y eso ha hecho que las diferencias biológicas
entre unos seres humanos y otros, sean las que sean, se diluyan en nuestro
propio modo de construir un modelo de convivencia en el que todos, mujeres y hombres,
altos y bajos, gordos y delgados, feos y guapos, británicos o senegaleses somos
iguales en lo fundamental. Esa es la lección de hoy para mañana. Una lección no
por sabida innecesaria.
He estado viendo el programa
de actividades que ha elaborado la Concejalía de la Mujer del Ayuntamiento de
León. Me gustaría señalar dos conceptos que me resultan llamativos:
empoderamiento y empleabilidad. Empoderar es hacer fuerte, otorgar poder a un
grupo social o a un individuo desfavorecido. Viene del inglés y me cuesta un
poco, porque se me hace raro al oído, pero me suena bien en este contexto. Lo
cito aquí porque ayer se celebró en Espacio Vías un Taller de Empoderamiento
dirigido a las mujeres leonesas. El otro concepto es empleabilidad, porque veo
que existe un Programa para la promoción y el fomento de la Empleabilidad en
las mujeres. Y resulta que eso ya no está en el diccionario. Empoderamiento sí,
pero empleabilidad, gaitas. No sé si es un tema solo de palabrejas raras, pero
me suena un poco a lo de siempre, a que la mujer, sobre todo en torno al ocho
de marzo, venga subir a los altares de
lo políticamente correcto, pero, a la hora de la verdad, en los consejos de
administración se sientan hombres, al frente de las empresas casi siempre hay
hombres y hasta en los sillones de la Real Academia de la Lengua se sientan más
varones que señoras.
Está bien que se celebren estos días y que se hagan
cosas como la que hacen en mi pueblo, donde otorgan un premio a la mujer del
año. El primero, y es algo que me llena de orgullo, se lo dieron a mi madre,
una mujer de esas que han bregado con todo y que, en lo tocante a coraje, tiene
un par de narices tan grandes como el que más. Vamos, que hay muchas mujeres
como ella a las que no les hace falta empoderamiento de ninguna clase, pero,
desgraciadamente, son pocas todavía.
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