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viernes, 9 de septiembre de 2016

Antropoceno. (En Hoy por Hoy León, 9 de septiembre de 2016)

Yo no lo sabía. Me impresiona saber la cantidad de cosas que no sé y te digo que no es aquella sabia actitud socrática de abordar el saber desde la ignorancia, es que sencillamente, si comparamos las pocas cosas que sé con el ingente río de cosas que desconozco, soy un absoluto ignorante. Resulta que desde 1950 la tierra ha entrado en una nueva etapa geológica. Se ha terminado el Holoceno y dicen los científicos que forman parte de la Subcomisión de Estratografía del Cuaternario, que a su vez forma parte de la Comisión Internacional de Estratografía, que desde ese momento en el que se pueden registrar en los sedimentos geológicos isótopos de Uranio, hemos entrado en el Antropoceno.

Para empezar yo me había quedado en lo del Cuaternario, reconozco mi ignorancia y me siento enrojecer al admitir que ni Holoceno, ni Antropoceno, que me suena eso del Pleistoceno porque… ¡Yo qué sé por qué! Creo que porque los primeros restos fósiles humanos proceden de ese periodo geológico, pero me pierdo si me preguntas mucho más. Sé que venimos del Pleistoceno y parece que vamos al Antropoceno y que este último periodo se va a caracterizar porque en él va a quedar indeleble la huella del ser humano, una huella que ya está desde el propio inicio de la Era Cuaternaria, pero que ahora se deja sentir como un cambio de ciclo en el comportamiento del planeta entero, provocado por los humanos y sus plásticos, sus emisiones de gases, los desechos de sus industrias, la alteración de ecosistemas, la desaparición masiva de biodiversidad, la acidificación de los mares. Y cito en esto a Javier Salas, que publicó en El País un interesante artículo sobre el tema, apoyándose en las afirmaciones del geólogo español Alejandro Cearreta. ¿Qué por qué te estoy soltando este rollo? No lo sé. Creo que porque, para empezar la temporada, no encuentro un tema más interesante que tú. Me parece que solo hablar de ti puede aligerar este ajetreo monumental que desarbola al mundo, porque tú eres el mundo, tú que me estás escuchando después de dos meses, o tú que vienes por primera vez a este rincón de la mañana, o tú que has buscado en el podcast de Radio León mi artículo porque te gusta escucharlo los sábados mientras desayunas. Tú eres el mundo. Y el Antropoceno te ha cambiado. Te ha convertido en algo que ya no es enteramente natural.

Pero esa es una discusión que adoro. ¿Por qué el nido de una cigüeña es algo natural y no lo es un edificio de diez pisos en Guzmán? ¿Acaso no se trata en ambos casos de productos de la acción de un ser natural? Si todo lo que es artificial procede en algún sentido, o en algún modo, de algo natural como es el ser humano, la acción del ser humano, ¿por qué distinguimos lo artificial de lo natural? Porque somos el veneno del mundo. Yo que soy el mundo, como tú, soy su muerte, su aniquilación.


Te veo feliz al otro lado de la radio, feliz en funciones, es verdad, como todo cuanto hay en la realidad social de esta España que espera. Quizá se te haya pegado el aire de optimismo que nos dejó la roja el lunes. Esa alegría inmensa que quedará en León en algún estrato de este Antropoceno terminal. Fue un éxito rotundo, una sensación de fiesta hasta para los que no saben lo que es el fútbol. Y el aplauso a Piqué, una hazaña propia del Pleistoceno, un acto de justicia natural y geológica.

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