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sábado, 24 de septiembre de 2011

Medio Menú. (En Hoy por Hoy León, 16 de septiembre)

Hay ya muchos restaurantes que, además del menú del día, ofrecen la posibilidad de comer medio menú. La idea surge de la crisis, pero también de la puesta a punto en la báscula tras los excesos del verano, porque nos pusimos a dieta en la operación bikini antes de irnos de vacaciones y tenemos que ponernos otra vez ahora que hemos vuelto, porque en cuanto empezamos a sacar del armario las primeras prendas de entretiempo, resulta que misteriosamente han encogido desde la última lavada. De todos modos, en los restaurantes saben bien que esto del medio menú no es por guardar la línea. Al suprimir uno de los dos platos, se puede rebajar el precio, con lo que muchos que se veían obligados por el trabajo a no comer en casa y habían recuperado la fiambrera con la ensalada o los filetes empanados, han vuelto a sentarse en los comedores, con la botella de tinto con gaseosa, el pan, el postre, el café y uno de los dos platos del menú, con lo que además de pagar un precio más barato, se come menos y se hace uno la ilusión de que adelgaza.

La hostelería es en muchos aspectos pionera. No estoy hablando de Homer Simpson sincerándose en el bar de Moe o estampas semejantes, hablo de lo mucho que los hosteleros saben de cómo son, qué les inquieta, qué hay en el día a día de los ciudadanos. Lo saben todos los que trabajan en contacto con la gente, cierto, pero estarán conmigo en que la relación entre el barman y sus habituales va más allá de la que tiene un cajero de la Caja con los suyos. Precisamente decía aquí en Radio León Miguel Martínez hace algunos días que lo que él le pediría a un buen alcalde es que mantuviese un fuerte contacto con la gente. Creo recordar que lo dijo al hilo de los malos resultados de las municipales, que achacó, como todos en el PSOE, al efecto de la crisis y al desgaste del gobierno. También es verdad que insistió en la importancia del contacto con la ciudadanía como un valor irrenunciable. Reseño en este sentido la iniciativa de UPyD en Villaquilambre, que ha sacado a su concejal a la calle para que hable con los vecinos, para que éstos participen en las decisiones y recobren el poder de control sobre sus representantes”. Está bien esta iniciativa y eso que la campaña puede llevar a confusiones, porque no se sabe si lo que están haciendo es reclamar un despacho que no tienen en el Ayuntamiento o tratar de hacer valer ese control vecinal del que se habla en las declaraciones. Se me hace muy escaso ese control, algo que perdemos y recuperamos en las urnas cada “x años”, en medio de inmensas campañas publicitarias que hace mucho que dejaron de ser electorales. Me gustaría saber de quien era la responsabilidad del control del ayuntamiento de Cacabelos. Me interesa eso mucho más que saber si este nuevo alcalde juega o deja de jugar a la Primitiva para arreglar el desaguisado que dice que le ha dejado el anterior. El gesto de salir en primera página ilustrando la farsa de abandonar el pueblo al capricho de la fortuna no me gustó en absoluto, porque los candidatos deberían saber en qué listas se presentan y conocer los problemas que les podrían tocar en suerte. Desde luego, también digo que estoy de acuerdo con la Defensora del Pueblo en que los administradores públicos deben ser responsables de sus decisiones y que la situación de Cacabelos es absolutamente increíble en este sentido.

Recordemos que todo empieza con la elaboración de las listas electorales, unas listas que se nos dan cerradas a los votantes así es que, puesto que no podemos participar de otro modo, esperemos que contengan a los mejores, dado que nos tenemos que tragar el menú completo y no hay modo de ir separando platos.

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