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viernes, 31 de marzo de 2023
Dos propiedades. (En Hoy por Hoy León, 31 de marzo de 2023)
París siempre será París, pero le falta La Covachuela, dicen en Salamanca. Aquí no sé si lo tenemos tan claro, pero hablamos de cruces y de encuentros, de caras y húmedos y decimos que tenemos el cien por cien de las ofertas cubiertas. Arranca con dolores hoy la semana que decimos más santa, esa de las limonadas, ya, esa de los reencuentros, de los pasos de los soportales y los cielos. Mejillones y palomas, gentes que llegan y que pasan, universos de soles. Hermanitos de Jesús, levantarse que ya es hora. ¡Ay, primo, qué bien que me lo estoy pasando!, dijiste tal vez. Luego los sueños enmarcaron tu blusa negra en el aire de la tarde y te acostaste en los huecos del sol, buscando el escaparate de la vida, Manola de sueños escondidos, luz de la tarde de pasión.
Y eso que La Covachuela ahora quieren que sea una churrería y hace treinta años que no hay ningún bar por allí. Lo que pasa es que lo que te pasa a ti y les pasa a ellos es lo que me pasa a mí por transitiva, esa propiedad tan discreta. Tienes la bufanda sobre la camisa de cuadros y la camiseta de salir de casa y yo sé que solo somos lo que comemos hasta que suena la música que nos traslada al universo único de la belleza y los gin tonics se acaban demasiado rápido, recuerdos del pelo largo, viejos blues. Una calle vacía que suma y un horizonte extraño que multiplica. El producto de la suma es la suma de los productos, esa distributiva que describe la realidad de los sueños, esos que se acumulan en los jardines, los que se acumulan enredados en mis rarezas. Yo quiero más, porque no puedo vivir sin ti. No hay manera. Lo sabes.
Luego pienso en eso que me llegó esta semana a propósito de la libertad, esa idea de Kierkegard de que la ansiedad se crea cuando existe la opción, cuando Adán sabe que puede elegir comer o no comer esa manzana. El pecado no es la negación, es la posibilidad de la negación, el hecho de poder pensar en que los límites están a la mano y que los puedes saltar y que puedes vivir la vida que quieres, aunque sea una vida nueva e impensable. Me dices que todo está en tu mano o en la mía, pero masticas las almendras y guiñas un ojo al cielo y todos entendemos que la felicidad es comprender este momento que anuncia la semana de la pasión, esta semana tan santa, mientras escondes los quehaceres en la agenda. Y hablamos de lo que importa y lo que no, lo que nos limita y lo que nos desarrolla. Ya sé que se han vendido todas las sillas para el encuentro y pienso que esa es la verdad, que todos estamos siempre dispuestos a encontrarnos, porque sabemos que solos no somos nada y esa foto de las imágenes en el centro de la Plaza Mayor es una foto de nuestro intenso ser como somos. Ser diferentes, ser discretos, ser extraños, ser manteca de colores. Saber que necesitas algo, vivir en un mundo en el que ninguna de las cosas que me importan tienen solución.
Nuestros poemas son los mismos que hemos escrito en nuestros cielos y la suma de todos nuestros escritos es el producto de todos nuestros deseos, como podríamos multiplicar cada escrito por cada deseo y sumarlo en distributiva.
viernes, 24 de marzo de 2023
Sustitución. (En Hoy por Hoy León, 24 de marzo de 2023)
viernes, 17 de marzo de 2023
π. (En Hoy por Hoy León, 17 e marzo de 2023)
El martes fue el día internacional del número π. Fue este martes porque era el catorce de marzo y como los ingleses hacen esas cosas de conducir por el carril contrario y nombrar las cosas al revés, dicen que el martes fue de marzo el catorce y así les queda ese tres catorce que viene siendo el número π escrito con dos decimales. De modo que esta semana tuvo esa efeméride y te diría que lo celebré en una cena con un profesor de literatura que escribe novela negra, un poeta al que se le caen las poesías y se le sueltan las novelas y una profesora de filosofía que sueña en portugués desde el azul más distante y otras proezas. Pero no es verdad. No estuvimos celebrando nada, sino que podríamos haberlo hecho por lo casual del encuentro o por lo cercano del círculo. Una superficie de π por el radio al cuadrado.
Desde ese rato de la noche de π, me parece oportuno hablarte de lo perimetral, el perímetro inexacto que rodea, la estupefacción de la cifra. Date cuenta, ese número π es un número irracional que —agárrate a una silla— proviene de una razón, la que se obtiene al dividir la longitud de una circunferencia por su diámetro. Lo que me resulta poético de esta cuestión y puede que filosófico —y el porqué de la mención a esa cena de pequeños desvaríos— es el hecho infinito de que esa división sea una división interminable, como una historia que se enhebra y se cose y se descose y se alarga sin fin de noche en noche. Si la circunferencia tiene una longitud determinada y su diámetro también, la razón que las une es un número conocido, pero irracional, de manera que calcular el diámetro sabiendo la longitud de la circunferencia es imposible de manera exacta, como tampoco puedes saber sino por aproximación la medida del perímetro de la circunferencia, aunque llegases a conocer con exactitud el diámetro. Para alguien que adora las paradojas esta idea es suculenta.
En el sentido profundo de lo que me pasa veo este axioma de la belleza: es imposible a la vez saber la posición y la velocidad de mis ideas. Algo así como aquel escarabajo tigre del que hablaba nuestro Lolo, que era tan veloz que se quedaba ciego al perseguir su presa porque se dejaba atrás el cerebro en su carrera. Quizá es esto lo que tienen las cosas que nos pasan, que nos pasan tan deprisa y tan intensas que no podemos integrarlas, que no nos queda espacio para la razón y, a pesar de las horas o de los días o de los años, la sequedad del cortisol nos estrangula y nuestra división es un número infinito de cifras y cifras que nos explican y eso que nunca nadie va a poder explicitarlas. Un sueño de nubes y amapolas. Escarabajos tigre que ya tienen elegida presa. Circunferencias infinitas. Diámetros imperfectos. La solidez de lo irracional, la exactitud del número π.
Y yo creo que es por eso —aunque parece que no hay ningún presupuesto consignado— por lo que se anuncia la finalización de la circunvalación de la capital leonesa justo en la semana del día internacional del número π, porque se cerrará como una circunferencia y necesitamos de esa razón para calcular su longitud.
viernes, 10 de marzo de 2023
Distribución normal. (En Hoy por Hoy León, 10 de marzo de 2023)
Plaza Mayor, que ya se ve venir mayo en las palabras de nuestros políticos más cercanos.
Ahora que se acercan los días de luz, llueve incertidumbre. Tú y yo estamos a otras cosas, ya lo sé, cosas de todos los días que no salen escritas en los papeles, esas cosas de las que están hechas todas las vidas: una conversación en un sofá o una discusión en un pasillo, un aroma delicioso o una peste nauseabunda, una emoción compartida o un impulso reprimido.
lo que preocupa a los votantes para que los que quieren ser votados puedan afinar todas sus
promesas. Es tiempo de ir mirando en los muestreos las intenciones de los que votarán en
mayo, para corregir desviaciones y enfocar bien los discursos. Tiempo de mirar curvas
estadísticas. Si las cosas fueran normales —que no digo yo que no lo sean— supongo que
esas intenciones de los votantes se recogerían en gráficas que deberían seguir la distribución
de Gauss, eso que los estadísticos llaman “distribución normal”. Ya sabes, esa gráfica tan
famosa que tiene forma de campana. No sé si “normal” significa algo más que el hecho de
que sea la distribución más frecuente y si lo normal, más allá de lo estadístico, es lo que
siempre sucede o lo que es más esperable o lo que dicta la costumbre. No lo sé. Tampoco sé
si la inversión de términos, pongamos por caso ese pasar del León solo al solo León produce
una alteración significativa de la curva —¡qué bonito caería aquí el debate sobre la tilde en
“solo”! —.
lo raro. Ya sabes, Fito, raro, no digo diferente, digo raro. Lo raro y lo normal se mezclan de
forma extraña. Te pongo un ejemplo: me contaba esta semana un policía de León que existe
un grupo de Whatsapp en el que hay más de un centenar de adolescentes que sirve para “dar
el queo” cuando viene la policía. Ellos no se conocen entre sí, pero prestan toda su
información (perfil, número de teléfono, estados, …) a cualquier desconocido que esté en el
grupo para saber el lugar en el que están los de menores. “Ojo, que andan por los jardines del Cid”. Y la policía lo sabe. Y los padres de los adolescentes se entiende que también. Yo lo veo raro, pero parece que es normal. De poco sirve que la policía lo persiga, porque se
reorganizarán con otro nombre. Normal, pero puede que raro. ¡Que venga Gauss y lo vea!