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viernes, 17 de marzo de 2023

π. (En Hoy por Hoy León, 17 e marzo de 2023)

        El martes fue el día internacional del número π. Fue este martes porque era el catorce de marzo y como los ingleses hacen esas cosas de conducir por el carril contrario y nombrar las cosas al revés, dicen que el martes fue de marzo el catorce y así les queda ese tres catorce que viene siendo el número π escrito con dos decimales. De modo que esta semana tuvo esa efeméride y te diría que lo celebré en una cena con un profesor de literatura que escribe novela negra, un poeta al que se le caen las poesías y se le sueltan las novelas y una profesora de filosofía que sueña en portugués desde el azul más distante y otras proezas. Pero no es verdad. No estuvimos celebrando nada, sino que podríamos haberlo hecho por lo casual del encuentro o por lo cercano del círculo. Una superficie de π por el radio al cuadrado.

        Desde ese rato de la noche de π, me parece oportuno hablarte de lo perimetral, el perímetro inexacto que rodea, la estupefacción de la cifra. Date cuenta, ese número π es un número irracional que —agárrate a una silla— proviene de una razón, la que se obtiene al dividir la longitud de una circunferencia por su diámetro. Lo que me resulta poético de esta cuestión y puede que filosófico —y el porqué de la mención a esa cena de pequeños desvaríos— es el hecho infinito de que esa división sea una división interminable, como una historia que se enhebra y se cose y se descose y se alarga sin fin de noche en noche. Si la circunferencia tiene una longitud determinada y su diámetro también, la razón que las une es un número conocido, pero irracional, de manera que calcular el diámetro sabiendo la longitud de la circunferencia es imposible de manera exacta, como tampoco puedes saber sino por aproximación la medida del perímetro de la circunferencia, aunque llegases a conocer con exactitud el diámetro. Para alguien que adora las paradojas esta idea es suculenta.

        En el sentido profundo de lo que me pasa veo este axioma de la belleza: es imposible a la vez saber la posición y la velocidad de mis ideas. Algo así como aquel escarabajo tigre del que hablaba nuestro Lolo, que era tan veloz que se quedaba ciego al perseguir su presa porque se dejaba atrás el cerebro en su carrera. Quizá es esto lo que tienen las cosas que nos pasan, que nos pasan tan deprisa y tan intensas que no podemos integrarlas, que no nos queda espacio para la razón y, a pesar de las horas o de los días o de los años, la sequedad del cortisol nos estrangula y nuestra división es un número infinito de cifras y cifras que nos explican y eso que nunca nadie va a poder explicitarlas. Un sueño de nubes y amapolas. Escarabajos tigre que ya tienen elegida presa. Circunferencias infinitas. Diámetros imperfectos. La solidez de lo irracional, la exactitud del número π.

            Y yo creo que es por eso —aunque parece que no hay ningún presupuesto consignado— por lo que se anuncia la finalización de la circunvalación de la capital leonesa justo en la semana del día internacional del número π, porque se cerrará como una circunferencia y necesitamos de esa razón para calcular su longitud.

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