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sábado, 31 de diciembre de 2022
En el límite. (En Hoy por Hoy León, 30 de diciembre de 2022)
viernes, 23 de diciembre de 2022
Saliendo por la tangente. (En Hoy por Hoy León, 23 de diciembre de 2022)
viernes, 16 de diciembre de 2022
Conos. (En Hoy por Hoy León, 16 de diciembre de 2022)
Para algunos de mis alumnos la existencia de las sirenas es incuestionable. Dicen que hay pruebas de ello y una de las pruebas que aducen es que se han encontrado restos que lo atestiguan, restos que no saben decirme ni dónde ni cómo ni por quién se han catalogado como tales restos de sirenas. Es el argumento irrefutable de que existen los vampiros: como es verdad que yo no he visto nunca un vampiro y tampoco he visto Rusia, pero sé que Rusia existe, debe ser que los vampiros tienen que existir. De la misma manera se podría argumentar que nada existe, porque hay veces que veo cosas que no existen, como cuando vemos en las carreteras esas masas de agua reverberando al sol; luego cabe pensar que no exista lo que veo. Y tampoco lo que no veo. Ni Rusia, ni los vampiros, ni las sirenas. Ni el agua en el espejismo del desierto. Me lo pasé muy bien con mis alumnos destripando argumentos e imaginando tesis extravagantes. Teoría: los vampiros son extraterrestres. Dado que no he visto nunca un extraterrestre, como no he visto nunca un vampiro, los vampiros deben venir de otro planeta. De hecho, las pirámides las construyeron ellos, porque ni en Egipto ni en Centroamérica existía la tecnología suficiente para construirlas cuando las construyeron, se dijo. Algo de lo que ni ellos ni yo tenemos ni idea, pero que nos divirtió en la mañana del miércoles, poniendo a prueba nuestra capacidad para detectar falacias. Divertirse aprendiendo o aprender divirtiéndose, no sé decirte cuál es el orden correcto. La cuestión es que existen más sirenas que las que salen en las canciones de Fito y en las películas de Disney y que puede que los vampiros sean una forma marciana en la que se manifiesta La Fuerza.
La verdad es el frío. Yo la veo como un espejo muy pulido por el que se resbala y en el que todo se refleja. La verdad —la razón, el argumento— se me presenta así, como un cucurucho lleno de castañas para calentar las manos. Pero esa es a la vez una mentira atroz, un calor falso, del momento, un conformarse con algo para ir tirando, para sentirse bien, para andar cuatro pasos y pelarte los labios hasta sentir el frío de vuelta. Un cucurucho por el que se cae, un cono invertido sin agujero en el que todo se atasca. Si los extraterrestres existen podrían ser la causa de las sirenas y su cuerpo cónico, su metáfora de la tentación, esa figura femenina para la perdición del hombre; la expresión de la belleza imposible, la belleza que te arrastra por los sentidos y te desalma, te convierte en desalmado, prisionero eterno de la imposibilidad de la consumación. La forma cónica de la cola de la sirena se me hace estampa de la verdad.
Los conos, los conos naranjas y blancos que señalan las calles cortadas para el asfaltado y que se multiplican estos días por la ciudad no son ya pequeñas trampas que te impiden llegar a tiempo al trabajo o al dentista, sino estampas deliciosas que recuerdan la existencia de las sirenas, su resabio cónico, su carácter extraordinario, su ser vampírico y extraterrestre.
viernes, 9 de diciembre de 2022
Vértice. (En Hoy por Hoy León, 9 de diciembre de 2022)
Cuando entramos en el bar, a los de Daimiel —un pueblo que te queda lejos, casi en el corazón de La Mancha, del que habrás oído hablar por tener otra lucha abierta, la de conseguir que no desaparezcan las Tablas, un Parque Nacional amenazado por la sequía y la sobre explotación en regadíos durante tantos años del acuífero que las sustenta— les pareció que molestaban, que llegaban en mal momento, porque todo estaba tan tranquilo que parecía que el bar no debía estar abierto. Carlos estaba colocando los adornos de navidad y se respiraba una calma que no se reconoce en un bar del sur ni cuando está cerrado. Pero ya sabes cómo son estas cosas: empezamos a hablar y nos hicimos familia.
En realidad, Carlos y yo ya lo éramos, sin saberlo, porque hablamos de Lolo y de Fulgencio y de tantas cosas que tenemos en común, que supimos de inmediato de esa cercanía. La tortilla estaba fabulosa y la panceta no era de este mundo. El momento era el de la misa y ocurrió uno de esos encuentros mágicos que van más allá de lo cotidiano. Los manchegos supieron enseguida lo que es la montaña leonesa y es curioso que confluyeran, como en un vértice, dos aristas tan distantes y tan diferenciadas: llanura y montaña, secarral y prados húmedos. Hubo, de las cosas que dijo Carlos, dos que te quiero subrayar: “nos educaron para irnos del pueblo” sería la primera, una verdad como un disparo; la segunda es una contramedida para la agresión hegemónica de la ciudad: “cada vez somos más los jóvenes que se quedan”. Dijo más cosas, habló de instituciones, de organizaciones, de su Lucha por la Montaña Leonesa, hablamos de la gente que quiere quedarse y de la que busca venirse, de ese mapa de la montaña en el que está trabajando con total entusiasmo.
El martes, al ver la noticia de que Renfe pone en marcha el primer tren histórico en la provincia con un trayecto por la montaña oriental, pensé en la segunda cosa que siempre le dicen a Carlos los de fuera: “si todo esto lo tuvieran los catalanes…”.
viernes, 2 de diciembre de 2022
Un punto rojo sobre bandera blanca. (En Hoy por Hoy León, 2 de diciembre de 2022)
Catar al frente, Catar en el subsuelo de muchas referencias en nuestra propia ciudad y me imagino —que no lo sé— que no solo a través de la Cultural, Catar en todo momento, condicionando horarios para las reuniones o para los exámenes en demandas patrióticas de alumnos que no se quieren perder el partido. Condicionando la vida Catar, desde su opulencia. Catar en la foto que impide la foto. Un escenario en fondo blanco con cuadraditos rojos, no como la bandera de Japón, tan clara, tan inmensamente blanca con su mancha circular de perfecto rojo. Estamos fuera. Estamos dentro, Japón nos perdona la vida, Alemania nos salva y nos entrega la vida, nos hace el boca a boca, Costa Rica nos apuñala. Catar lo abarca todo y hasta aquí nos llega.