Dice el Ministro Soria que la parte
contratante de la primera parte será considerada como la parte contratante de
la primera parte. Bueno, no dijo exactamente eso, pero dijo algo acerca de la
cuantía de la partida que se recortó a la partida inicial del año pasado en una
cuantía que es igual a la cuantía que se ejecutó que es la que se va a ejecutar
este año. No sé si me entienden, imagino que poco.
Ya ven que la cosa me recuerda
inmediatamente aquel memorable diálogo de besugos entre Groucho y Chico Marx en
su genial película “Un día en la Ópera”. No sé si lo recuerdan: ¿Ha dicho algo?
/ Nada que valga la pena oírse / Tal vez por eso no oí nada / Por eso no he
dicho nada. Esa es la filosofía del Ministerio de Industria: digan ustedes lo
que quieran que no les voy a escuchar, porque nosotros ya hemos hecho nuestras
cuentas y para el carbón no hay más que la cuantía que se ejecutó. Es para
preguntarle al señor Soria aquello que sin venir a cuento le pregunta Groucho a
Chico cuando le resulta demasiado pequeña la letra del contrato y necesita
alargar más los brazos para poder leer: ¿No tiene por casualidad un chimpancé
en el bolsillo?
El tema es que, si la parte contratante
de la primera parte es considerada como la parte contratante de la primera
parte, la parte contratante de la segunda parte será considerada como la parte
contratante de la segunda parte. Y ese es el problema, que no se trata solo del
desamparo de la minería, sino que, efectivamente, el desmantelamiento de la
minería del carbón, por mucho que a algunos les pueda parecer exagerado,
llevará a las comarcas mineras a una situación crítica, porque no habrá
alternativas de desarrollo económico a corto plazo. Además, a quienes
argumentan que en una sociedad capitalista el estado no debe interferir en el
mercado, habrá que recordarles la importancia estratégica del sector de la
energía para el impulso del resto de los sectores productivos. La política
energética es capital para el desarrollo económico de un país. Así es que, como
también se dice en el diálogo de los Marx, cabría preguntarle al Ministro, en
relación con otros sectores en la producción de energía, lo que pregunta Chico:
“¿Cómo es que mi contrato es más pequeño que el suyo?” “Será porque usted es
más chico que yo”, le contesta Groucho.
Hace poco he sabido de la existencia de
Reganosa, una planta de gas construida en la ría de Ferrol para dar servicio a
tres Centrales Eléctricas de Ciclo Combinado que no existían antes de
construirse la propia planta, es decir otra vez la parte contratante de la
octava parte. El caso es que, al margen de cuestiones medioambientales y
urbanísticas, la tal Planta de utilización del gas para la producción de
energía eléctrica genera un déficit de 60 millones de euros al año. Resulta que
ese déficit lo pagamos todos los meses en el recibo de la luz, para compensar a
las compañías eléctricas por haber realizado este tipo de construcciones que
para nada está claro que hicieran falta. Lo bueno del caso es que hay unas 60
plantas de este tipo en todo el mundo y en España hay 7, cuando, según algunas
opiniones, con dos y una de reserva ya sería bastante. Ya ven, se cierra el
carbón y se abre la espita del gas. En cuanto se encienda una chispa, todo por
los aires. No me digan que no es para ponerse eléctrico.
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