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viernes, 24 de mayo de 2024

Quod natura non dat. (En Hoy por Hoy León, 10 de mayo de 2024)

    Lo que la naturaleza no da, la universidad -Salamanca en el dicho- no lo otorga. Me gusta la sonoridad de ese quod natura non dat, que cae como una pedrada en la esperanza de una modificación profunda de las personas a través de la educación y que fortalece la idea de que esta no puede ir más allá de un ligero modelaje: hay quien dice que todo lo esencial lo aprendemos en el primer año de vida; que hasta los cuatro años organizamos nuestra percepción del mundo y que antes de los doce construimos nuestro sistema de creencias, de manera que a partir de esa edad ya es muy poco lo que se puede modificar: Salmantica non praestat.

    A esta hora en la que escribo, todavía no se sabe el resultado de las elecciones en el rectorado de la Universidad de León. Más allá de las disputas, entiendo que en la universidad lo que queda es precisamente eso, el debate, porque el debate genera progreso y me parece mucho más sano que lo que ha ocurrido en Salamanca en donde solamente se ha presentado el hipercitado profesor Corchado. Precisamente en la Universidad de León se está alimentando un movimiento de protesta contra la guerra en Palestina, no sé si al hilo de las protestas en las universidades americanas o por la sencilla fuerza de las cosas. El caso es que hay una convocatoria para una asamblea abierta que debe estar teniendo lugar ahora mismo en una explanada del campus, porque la universidad se moviliza contra el horror.

    Ayer, el director de Televisión de León me habló de su experiencia en Ucrania y me mostró un vídeo que había tomado con el móvil en el que se podía ver un cementerio en el que estaban enterradas personas de menos de treinta años que habían muerto solo en el último año. Un cementerio con más de siete kilómetros de longitud. Una explosión de banderas y desgracia. Me enseñaba, orgulloso, la foto del batallón León, que dentro del ejército ucraniano lucha portando la bandera del reino. Y uno piensa que las cosas que le pasan son importantes. Es necesario aprender que los dramas auténticos, los problemas verdaderos, están escondidos en rincones oscuros del cuerpo y del alma y lo mismo te llegan por una fotografía, por un vídeo, por un informe del médico o por una llamada telefónica. Uno está tan tranquilo y de repente suena el teléfono y hay un mordisco en la regularidad de las cosas y te llega esa noticia que dices que es lo peor que te podía pasar y hay un intento de hacerte responsable de eso que pasa, como si alguna vez hubiera estado en tu mano evitarlo y tú sabes bien que la naturaleza es terca y sangrante y que tu acción no modifica sustancialmente las cosas. Es de naturaleza, por su naturaleza, en cuanto a la naturaleza y no dejes abierta ni la fisura más fina en esa solidez emocional, porque lo importante tuyo y mío no es nada en comparación con lo importante de otros. Por eso creo que todo problema debe ser abordado desde su propia naturaleza, sin darle más importancia, sin permitir otra verdad. No podemos hacernos responsables de todo.

    Estoy en el AVE llegando a Segovia mientras termino esta frase. Veo a la mujer dormida que mira el cielo en el horizonte y pienso que está en su naturaleza actuar como actúa y saber ser tan generosa en su rocosa emoción.

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