Lo
ha dicho el representante de la Asociación de Carros Leoneses: llevan más de diez
años planteando al Ayuntamiento de León la necesidad de modificar el itinerario
del desfile de carros engalanados, pero sigue manteniéndose el tradicional. Hay
cosas que se mueven mal y parece que las razones de los carreteros, aunque
pudieran convencer, no son suficientes para cambiarlo. Por lo menos no este
año, ni los anteriores. Veremos si en el veinticinco. De momento, desde la asociación
se plantean dejar los carros en casa para el desfile de San Froilán, aunque sí
que irán a la romería de la Virgen del Camino el día cinco. Pero me imagino que
todo esto ya lo sabes, que ya te lo ha contado Radio León.
Ese
es el asunto, que hay cosas que no son fáciles de mover. Un carro, por ejemplo.
Es difícil mover un carro: se necesita un animal de tiro. Uno o varios, depende
del carro, claro. En general, el universo tiende al inmovilismo, al gasto mínimo
de energía, a que los estados de cosas permanezcan como están. Hasta que
aparece el elemento inestable que lo precipita todo, el elemento que tira del
carro para que las cosas se muevan, para que se produzca una reacción, eso que
hemos llamado progreso. El progreso necesita de alguien que tire del carro y en
la historia de la humanidad hemos visto muchos estados de cosas progresar.
Fíjate que tenemos una leonesa que ya el veintiocho de octubre se incorpora al
programa de preparación de astronautas. Una que tira del carro, ¿no te parece? Sara
García, como Pablo Álvarez, son ejemplos de personas que no empujan hacia
atrás, sino que tiran hacia adelante. Es verdad que estamos muy cómodos cuando
tenemos todo en su sitio y no hay nada que se mueva. ¡Quieto todo el mundo!
Pero no es menos verdad que el movimiento, el cambio, la transformación nos
hace ser humanos. Es la eterna disputa entre el ser inmóvil parmenídeo y la fisis
dinámica que observó Heráclito.
En
las relaciones personales también ocurre que hace falta alguien que tire del
carro para que fluyan. En los equipos de trabajo, por muy dinámicos que sean en
su conjunto, siempre hay motores individuales que tiran, que provocan el
movimiento, que producen lo nuevo. Los gestores de recursos humanos saben
identificar a esas personas y, si no son torpes, facilitan su quehacer, salvo
si lo que interesa es el control total de los procesos. En ese caso se tiende a
desactivar los motores y se prefiere que los carros sigan pasando por donde
siempre, que, si lo han venido haciendo tantos años, deben seguir pasando por
el mismo sitio. La disputa es entre lo que queda bien y lo que es bueno. Lo que
queda bien es aparente; lo que es bueno es problemático. En las relaciones de
pareja también hay casi siempre alguien que tira del carro, alguien que se
empeña en que las cosas sigan, que favorece el avance seguro de los carros. No
es una cuestión de equilibrio, sino de fuerza; de amor, si miras bien las cosas.
El amor de los bueyes tirando del carro.
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