Me imagino a los Diputados electos por León. Pienso en la
situación de nervios que estarán viviendo. Quizá los números uno de PP y PSOE no,
porque ellos saben que, si se repiten las elecciones, probablemente vayan a
repetir como Diputados. Lo que no sé es si los otros tres lo tienen tan claro y
quizá esa situación les afecte a la hora de votar esta tarde. Quiero decir que,
a veces, uno tiene que tomar decisiones que van en contra de sus propios
intereses, porque se me ocurre que quizá a alguno de nuestros cinco
representantes en el Congreso de los Diputados no le convenga, en lo personal,
que se repitan las elecciones, porque su escaño pueda estar en el aire, o
porque su puesto en una futura lista electoral pudiera estar en entredicho.
Pero la disciplina tiene esas consecuencias y nos vemos actuando contra nuestro
propio interés porque sabemos que hay un interés mayor ante el cual debemos
plegar nuestras aspiraciones.
Me encantan esas situaciones de doble perfil, porque ahí es
donde nos curtimos como personas. En esa decisión, ese instante en el que
decimos no, o sí, o nos abstenemos, en el momento en el que salimos al ruedo de
la vida con una posición tomada, dejamos de lado todo eso que no hemos
escogido. Nuestras elecciones tienen siempre un fondo que nos dibuja como
personas. La capacidad para gestionar todo eso que se queda atrás o que se
queda fuera, aunque sea algo que nos interesa a nivel personal o individual, es
lo que nos engrandece. Votar “no”, aún sabiendo que ese “no” significa que
quizá en la repetición de las elecciones ni siquiera vayas en la lista, no es
solo ser disciplinado. Me encantaría saber qué pasaría si cada Diputado votase
de acuerdo con su conciencia, con sus intereses o, mucho mejor aún, en función
exclusivamente del sentir de los ciudadanos a los que representa. ¿Te imaginas
qué caos? Hay un vídeo magnífico que me enseñó mi hija en el que se explica con
mucha claridad qué es una democracia y enseguida te das cuenta de que nuestra
forma de gobierno no es efectivamente una democracia. Por si lo quieres buscar,
creo que basta con escribir en el buscador “democracia” y “Rubén Carrasco”. Ese
es el vídeo en el que se explica que nuestra democracia es una herencia de las
llamadas Repúblicas de Gobierno Representativo, es decir, que no es una
verdadera democracia.
Y allí estarán esta tarde nuestros cinco representantes,
votando de manera obediente lo que les dicte su conciencia, que no será otra
cosa que lo que haya decidido su partido. Así es y puede que sea bueno que así
sea. Yo no quiero juzgar. Solo digo que en el momento en el que los Diputados
son solo números en una suma imposible hacia la mayoría, todo eso otro que
hemos estado oyendo toda la semana no es más que el ruido de una matraca. Un
gasto inútil de dinero, tiempo y esfuerzo. Un ejercicio de sobreactuación para
ir tomando posiciones en una hipotética nueva campaña electoral que podría
dejar fuera a muchos de los que hoy van a decidir si se nombra o no un gobierno
para la semana que viene.
Y ahí está el doble sentido: esos Diputados disfrutando de
la Arcadia feliz del hemiciclo, rodeados de un permanente Memento Mori, el
recordatorio de que todo ese oropel es prestado. Et in Arcadia ego, para que lo
interpretes como te parezca, sabiendo que todo eso que escoges te conforma
tanto como lo que dejas.
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