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viernes, 20 de noviembre de 2020

Glúteos. (En Hoy por Hoy León, 20 de noviembre de 2020)

    Se me vino a la cabeza el miércoles oyendo a los representantes leoneses de los sindicatos mayoritarios hablar de la Mesa por León. Decían que el Delegado del Gobierno está torpedeando toda iniciativa de la Mesa y que, después de nueve meses, no existen medidas concretas ni propuestas que nos permitan pensar que va a cambiar algo, para bien, la realidad económica de la provincia. Así es que lo pensé. Me dije, una mesa de trabajo como esa necesita que quienes se sienten a ella tengan mucha resistencia, mucha capacidad de encaje, mucho asiento. Por eso me dio por pensar en los glúteos. No exactamente en los glúteos de los componentes de la Mesa por León, sino en general en esos músculos, en el enorme esfuerzo que les exigimos diariamente y la mala prensa que tienen.
 
    Me gusta la idea de buscar poesía en algo tan prosaico. Mesa por León, glúteos fuertes. Exigencias firmes, amenaza de huelga. Tal vez poemas desesperados. Podría decirte que esto del glúteo fuerte me recuerda la idea de fracaso, como que lo que viene de ahí es ir en contra, aunque sé que la firmeza del glúteo es metáfora de éxito. Marchar para atrás, estar de pie. Anticipo la lista de mis errores a un juicio hipotético en el Valle de la Josefa, que decía una mujer de mi pueblo, un juicio insoportable en la conciencia del ahora por el peso fatal de las derrotas. El glúteo fuerte soporta la pelvis, que se estabiliza por contracción bilateral y me levanta a pesar de ese listado de miserias. Es la belleza de la figura erguida, que se sostiene por la acción de estos músculos tan encerrados, una estampa propiamente humana, específicamente humana, un levantarse agarrando todos los aciertos. Esa balanza fatal no tiene fiel.


    No me interesa tanto pensar sobre si es preferible salir en huelga o si huelga decir que salimos. No entiendo de si agachar la cerviz es rendir cuentas o si rendir cuentas es vencerse; de si dejar caer cualquier salida o si salir por la caída es escaparse; de si rugir airados o si airear los dramas es ser pacatos y localistas. Entiendo que es mejor recordar la firmeza de tus glúteos. Tu capacidad para seguir de pie a pesar de toda circunstancia. Hace falta mucho de eso en una mesa tan larga y tan pesada. Es un asiento difícil este que unos y otros amenazan con abandonar si no se alcanzan compromisos concretos. Comprometer el glúteo, qué impotencia.


    Y después de este repaso de ingratas novedades, no es posible armar un discurso de belleza, un destello de esperanza, un poema que nos ocupe en otros horizontes que no sean este de la mañana de hoy, no del mañana, no de lo que pasará pasado mañana, porque una buena patada en los glúteos a todo aquello que nos separa del derecho mínimo al progreso nos aparta del Teruel que no existía, de la Soria abandonada, de nosotros mismos, de todo juez de tierra dura como la más prieta de las nalgas.

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