En las tardes en las que aprendí la radio, sentado junto a Mures en
“Por fin es viernes”, aquí en Radio León, comprendí que es cierto que “hay que
ver para creer”. Y en la radio es muy difícil que el oyente vea. Hay que
contarlo todo. Por eso te cuento que este comentario está grabado desde hace
días y yo en estos momentos me encuentro a muchos kilómetros de León. Por eso no
puedo hablarte de la actualidad. Te cuento también, porque me han dicho que hay
que decir siempre la verdad, que estoy escribiendo mientras veo en la
televisión la ceremonia de entrega de medallas del europeo femenino de
balonmano. Lo hago con mal sabor de boca, porque en la primera parte llegué a
pensar que las españolas le ganarían a Noruega. Al final no pudo ser, pero ahí
están “las guerreras”, subiendo al podio para recoger la medalla de plata,
vestidas con un chándal en el que se puede leer “León cuna del parlamentarismo”.
Son minutos de televisión para todo el mundo, minutos en los que el eslogan
luce en las pantallas, minutos en los que León se ve. ¿Cómo? ¿Que no lo habías
visto? ¿Que no te habías dado cuenta? No importa, lo que en la televisión se ve,
hace falta que se oiga por la radio, por eso te lo cuento, porque es posible
que te pasara desapercibido, pero ahí estaba. León es, en muchos sentidos,
balonmano.
Pero déjame que te hable unos segundos de Macarena Aguilar, una de
las capitanas del equipo español. Macarena se hizo jugadora de balonmano en mi
pueblo y es curiosa la historia del balonmano en un pueblo como el mío. Como
hay que decir toda la verdad, te contaré que en el primer equipo femenino de
balonmano que hubo allí jugaron dos de mis hermanas. Las entrenaba un muchacho
que venía de Granollers que sabía de esto y que se había venido para trabajar
de camarero en un bar de la plaza. Ya. Ya sé que he dicho Granollers y que no
debería haberlo dicho, que nos hubiera gustado una final contra el Barça en la
copa ASOBAL, pero tampoco pudo ser. Aquel primer equipo de chicas de mi pueblo
no ganó ningún partido. Casi estoy por apostar que no perdió nunca por menos de
diez goles de diferencia. Pero ellas siguieron jugando. Siguieron jugando esa
temporada y las siguientes y el camarero de Granollers siguió enseñando a
nuevas promociones de chicos y chicas a jugar y aparecieron otros entrenadores
y hubo más equipos y perdieron muchísimos partidos, pero hoy está ahí Macarena,
jugando a pesar de su pubalgia, lesionada pero imprescindible, decisiva en el
último gol de la primera parte. Por eso me ha gustado mucho ver en el chándal
el logo de León, porque lo he asociado con una historia de superación, esfuerzo
y éxito. Te vas a reír, pero esto me recuerda otra historia de éxito, la de la
IGP Lenteja de Tierra de Campos. Hay un vídeo de la lenteja hablando con un
chorizo por whatsapp. Dice la lenteja: “Chori he vuelto. Necesito hablar
contigo”. “Claro, nos vemos donde siempre”, le contesta el chorizo. El pobre
chori se cree que la lenteja vuelve a sus brazos, pero ella ahora es una mujer
de mundo con una misión: ser la estrella de la navidad. Resulta que, como en
Italia comen lentejas para atraer la suerte en el año nuevo, la lenteja de
Tierra de Campos le dice a su Chori que a ver si todo el mundo se come estas
navidades un buen plato de lentejas. ¿Qué te parece, lo ponemos de moda? En
fin, que como el viernes próximo ya será enero, feliz año Chechu, feliz año
Mures, feliz año a ti también Pepe, que aunque no te veo sé que estás por ahí,
y a ti, que siempre estás escuchando al otro lado, feliz año también. Y no te
agobies porque llegue un año más: al fin y al cabo son lentejas.
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