Desde que lo probé en la
Plaza de Ciudad Rodrigo, gracias a mi amiga Concha, mirobriguense de las de
Carnaval del Toro y Campana Gorda hasta quedarse afónica, el farinato es una de
esas pequeñas delicias que uno pone en su lista de las cosas que quiere volver
a probar. No estoy hablando de bocados exquisitos ni sofisticados platos de
imaginativa elaboración, que también me gustan, no vayas a pensar, sino de
pequeñas obras maestras fruto de la necesidad o de la imaginación. Pienso en la
tortilla guisada, la ropa vieja o, si me apuras, en la interminable lista de
platos de cuchara que crecen en los fogones alimentados por lo que haya en la
despensa, al calor de la improvisación y el genio de esa mano que sabe hacer de
la necesidad virtud. Es, ahora que te imagino en la cocina peleándote con el
guiso de hoy, en muchos sentidos salvar una carrera de obstáculos.
Te veo pelando las patatas
mientras repasas mentalmente lo que queda en la alacena, lo que tienes en la
nevera, calculando si puedes evitar un día más bajar al súper, porque sabes que
salir a hacer la compra es otra carrera de obstáculos y la retrasas cuanto
puedes. Y es entonces cuando escuchas el anuncio de lo del Farinato Race, la
carrera de obstáculos extrema que se celebrará mañana en el Parque de la
Lastra, con salida y meta en el parking de los campos de rugby del Área
Deportiva de Puente Castro. He visto vídeos de algunas de las pruebas. No te
haces idea del sufrimiento que propone esta carrera: saltar paredes, subir
cuerdas, correr entre barrancos, por el agua, arrastrar neumáticos con cadenas,
correr con troncos a cuestas, arrastrarse bajo alambradas de alambre de
espino,… No sé decirte. A mí me duelen hasta las pestañas solo de pensarlo.
“Alístate”, dice el reclamo de la empresa que organiza. No es apúntate,
inscríbete, regístrate. Es un llamamiento a la guerra: “alístate”. Y así
ocurre, que los participantes deben firmar un papel en el que se dicen cosas
muy serias acerca de los posibles riesgos. Algo así como un cheque en blanco
contra las responsabilidades de la organización. Y, lo curioso, es que, por lo
que sé, la gente se apunta y participa en el evento y se lo pasa en grande
dejándose la piel en los obstáculos. Creo que es que tenemos muy buen
entrenamiento, aunque no nos damos cuenta. Estamos tan hechos a aguantar, tan
acostumbrados a sobreponernos a cualquier obstáculo que llevamos un
entrenamiento de primera para esto del farinato extremo. Pero, mira, Concha, no
le veo yo la gracia al invento este del de tu pueblo y eso que creo que la idea
ha tenido muchísimo éxito y hay hasta una especie de club en el que se habla de
la Vida Farinata, una suerte de american way of life a lo Ciudad Rodrigo.
Hay un aspecto muy
interesante en esto de la carrera de marras, porque es justo este fin de semana
en el que los partidos políticos están acelerando el proceso de conversaciones
para poder cristalizar algún acuerdo. Me imagino que la reunión del lunes será
una reunión a la que todo el mundo llegue con los deberes hechos y que la negociación
estará ya bastante avanzada, de modo que se hayan superado todos los grandes
obstáculos. Una vez sobrepasada la barrera de la imputación para los electos y
no encontrarse ninguno en este momento entre las filas del PP, parece que
Ciudadanos ya no tiene reparos en permitir que Silván coja la vara de mando.
¡Cuidado con el guiso, que te tengo tan entretenida que se te quema!
No hay comentarios:
Publicar un comentario