El anuncio de que Bertín
Osborne va a dar un concierto en las fiestas de San Juan y San Pedro me
tranquiliza una barbaridad. No sé cómo decírtelo. Me parece que hay noticias
que serenan el alma y esta es una de ellas. Lo digo en serio. Yo no entro en si
es o no un gran cantante. Ese juicio a mí no me corresponde. Te diré que ni tan
siquiera me interesa. Tampoco he visto ninguno de esos programas que han hecho
que esté ahora tan de moda, esos en los que hace entrevistas en su casa o en la
de otros a personajes relevantes de la vida pública. No obstante, es un hombre
que me gusta, tengo que reconocerlo. Me cae bien. Cierto, es un “caer bien” sin
base, absolutamente caprichoso, sin ninguna razón sólida debajo. Me cae bien,
porque sí. Y eso que me parece que es muy posible que su modo de ver la vida
esté en las antípodas del modo en el que yo la veo. Si bien es cierto que esta
afirmación se sostiene únicamente por los prejuicios, porque yo no sé de este
personaje lo que hay que saber para poder decir si es o no objeto de mi estima.
Y, pese a ello, me cae bien. Que venga a cantar a las fiestas me es
absolutamente indiferente, aunque ya he dicho que el hecho de encontrar que
anoche era la noticia más vista en la web de Radio León me tranquiliza, porque
si esto es lo que más nos preocupa, es que las cosas funcionan razonablemente
bien.
Lo malo es que igual ocurre
que el hecho de que sea esta la noticia más leída no significa que sea la más
interesante o la que más nos afecta. Eso es obvio. Lo que vende en las entradas
de las páginas de internet son los titulares, por eso cada vez nos encontramos
con titulares que buscan más conseguir que el lector haga click en el enlace
que explicar realmente bien una de esas cosas que decimos que conviene saber.
Las noticias, desde el momento en el que son tratadas más como anzuelos para
que pique el lector que como vehículos para trasladar información de interés a
los ciudadanos, dejan de ser noticias, dejan de formar parte de eso que decimos
que “hay que saber” o que “conviene saber”. Afortunadamente los informativos de
Radio León escapan a esa forma tan sensacionalista de vender información y
todavía se preocupan por contarte lo que hay que saber.
La discusión radica en saber
qué es lo que hay que saber. ¿Qué es eso que decimos que hay que saber? Hay que
saber que Bertín Osborne viene a León en fiestas, correcto. Hay que saber que
Mikel Aguirrezabalaga deja el Ademar, claro que sí. No tengo tan claro que
necesitemos saber que “el Estado Islámico carga contra Al-Qaida por no matar y
entregar a España a los periodistas” refiriéndose al caso de López y sus
compañeros. Quiero decir que hay formas de decirlo, formas en las que lo que se
busca no es un click en el enlace. Si quieres, llámame trasnochado o amante de
las pejigueras cuando me meto en estos jardines, pero es que creo que es muy
importante decidir correctamente lo que hay que saber y, casi tan importante
como eso, decidir el modo en el que se ha de hacer saber. Así es que, sí, lo
que hay que saber es lo que uno realmente siente, lo que le pasa a la gente que
uno tiene alrededor, lo que ocurre socialmente y tiene repercusión para la vida
de las personas. Hay que saber en qué situaciones andamos con pies ligeros y
cuáles hacen que sintamos que tenemos que caminar arrastrando los pies. Hay que
saber que es mejor ser feliz que tener razón. Hay que saber que el número “pi”
no se escribe con una letra japonesa.
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