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viernes, 29 de junio de 2018

Reventar las nubes. (En Hoy por Hoy León, 29 de junio de 2018)

La noticia es que la Guardia Civil ha intervenido setenta y dos cohetes antigranizo en Quintana del Marco. Parece que estos artefactos, que se utilizaban en los años noventa, son un peligro y deben ser manipulados únicamente por personal cualificado. En realidad hay tantas cosas que deberían ser manipuladas solo por personas expertas que da miedo pensar todo lo que anda por ahí puesto en manos de cualquiera y también te pone en alerta comprender que es imposible asegurar la infalibilidad del modo en el que los expertos determinan que otros son lo bastante expertos como para considerarse tales. Es un pequeño círculo vicioso porque para ser experto hay que adquirir experiencia y el único modo de hacerlo es experimentando desde la inexperiencia. Piensa en algo inocuo, algo distinto de reventar nubes con cohetes antigranizo. Piensa, por ejemplo, en ver partidos del Mundial: puedes hacerte experto sin hacer daño a nadie, pero no se te ocurre adquirir experiencia en la conducción de trenes conduciendo trenes desde la inexperiencia; necesitas un periodo de entrenamiento en condiciones de simulación.

Lo malo es que, en las relaciones personales o en determinadas ocupaciones, como podría ser seguramente la de manipulador de explosivos, las condiciones de simulación o no son posibles o no son exactamente intercambiables con situaciones reales. Sabemos cosas que ocurren. Sabemos que cuando se produce el relámpago hay un calentamiento brusco de las partículas que produce su dilatación y eso hace que choquen entre ellas generando el trueno. Sabemos que el relámpago ilumina el cielo de forma instantánea y sabemos contar los segundos entre uno y otro para determinar aproximadamente la distancia que nos separa de la tormenta. Sabemos que el “reñuberu” pasa corriendo por las nubes con su carro lleno de piedras. Sabemos que el viento encama el cereal y que el exceso de agua inunda las hortalizas y las echa a perder. Y no somos expertos en meteorología o en agricultura para decir esto. Sencillamente opinamos en base a nuestra experiencia y hacemos como si fuéramos manipuladores de explosivos. Decimos lo que se nos ocurre. Lo hacemos también en las relaciones personales y nos atrevemos a diagnósticos expertos, cuando en realidad solo estamos manipulando cuatro frases hechas y tres lugares comunes. Lo hacemos aquí, cuando a veces opinamos sin todos los datos; lo hacemos en el desempeño de nuestras tareas profesionales en algún momento de desconcierto y en demasiadas ocasiones la política se sitúa en esa nube tormentosa de la ocurrencia.

La pasión por el control de la naturaleza surge, creo yo, del miedo. La práctica de reventar las nubes es un síntoma de esa necesidad de control para salvar la cosecha. Piénsalo en relación a tus cosas: necesitas saber que tienes el control, quieres la seguridad de que no te va a destrozar el granizo, que no se te va a inundar el sótano, que no te va a partir un rayo. Necesitas saber que todo está en orden, que tu mano es la mano experta que secciona la célula exacta y no piensas que te puede suceder como al neurocirujano, que está todos los días embebido en la tarea de abrir cabezas y mirar dentro. También para el experto existe el cansancio de la rutina. También el genio necesita vacaciones, no te digo ya este aprendiz de pensador. 

¡Buen verano y estupendas vacaciones!

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