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sábado, 26 de enero de 2019

¡Puf! (En Hoy por Hoy León, 25 de enero de 2019)


Ya te digo que hoy es en plan... ¡Puf! Y las cosas cuando empiezan así, apoyadas en un “puf”, ya no van bien. Y si encima llevan esa muletilla “en plan... muletilla”, ya no se mueve nada. No sé si te has fijado que muchos jóvenes se apoyan en ese “es como en plan...” y con eso piensan que ya lo han dicho todo, que ya los tienes que entender. Me gusta la expresividad extra que necesitan para poder hacerte ver lo que les pasa, lo reconozco, pero me preocupa esa incapacidad de lenguaje para acudir al soporte del sobreentendido. Es en plan yo ya sé lo que quiero decir y tú ya sabes lo que quiero decir, así es que... ¡Puf! ¡Qué pereza tener que decir nada! ¿Ves? No hace falta construir una subordinada retorcida para expresar una cosa tan sencilla como esta y tienes que reconocer que siempre ha existido esa economía de lenguaje, que hemos pasado siglos diciendo “mola”, que no tiene sentido complicarse buscando palabras que expresen lo que ya queda dicho en un “puf”.

“Si es que yo, cuando ya empiezo con un “puf”, es que no voy a hacer nada”, me decía. Lo bueno es que le pasa con todo, no solo con la Filosofía y eso me reconforta. ¡Puf! ¡Descartes! Es en plan, ¿a quién puede interesarle esto? O, ¡puf! ¿Salir? ¿Con el viento que hace? Mejor me quedo en casa en plan viendo alguna serie. Y ya tienes toda la descripción de su situación anímica, sus intereses, su modo de relación social. No es crítica, no te confundas. A mí me produce una cierta congoja, pero es emocional, no es una crítica desde la razón, es solo un desconsuelo inexpresable, un desasosiego imposible de concretar, algo que me hace bajar los brazos en plan... ¡Puf! ¡Con esto no puedo!

Esta semana ha sido entera una semana triste. Desde esa luna del domingo ha venido poniendo trabas, frenos. Solo quien se dice lunático se ha desbocado en el triunfo del eclipse y ese viento y esa lluvia, la distancia ya de la Navidad, la lejanía de la primavera, los días todavía cortos, la cuesta de enero apoyándose en las primeras rampas de la que será la cuesta de febrero. Una semana “puf” y más que “puf”, que remata en el barrio con noticias tristes, porque hay una niña que cumplía años hoy, que tenía preparados un montón de regalos en su fiesta de cumpleaños, que no podrá abrirlos, porque, eso sí que me coloca a mí “en plan puf”, a veces la muerte elige la semana más inoportuna, el día más insensato, el día antes del cumpleaños. ¡Qué cerca está siempre la muerte de la vida! Mientras se afanan en la búsqueda de Julen, mientras enero avanza implacable hacia su fin, todo se me detiene en las ojeras de esa mirada de hace unos días, cuando me crucé con ella y pensé algo solo para mí, uno de esos pensamientos que nunca se comparten, pero que me dibujó en la memoria esas ojeras conocidas, esas ojeras anémicas malditas, esas ojeras que tanto me acompañan. ¡Puf! ¿Quién puede seguir hablando? ¿Quién quiere seguir diciendo nada? Es en plan...

El silencio de la casa, el silencio conocido de la casa. ¡Puf! ¡Qué desgana FITUR y Almería y Torneros y el Polígono y las infraestructuras y hasta la lluvia y las crecidas de los ríos es desgana cuando se celebra un cumpleaños imposible! Ayer me preguntaron por qué celebramos el día treinta el Día de la Paz, si es que es en plan... ¡Qué bien que asesinaron a Gandhi! ¡Puf! ¡Qué mal me sabe todo esta mañana! ¡Qué pena! ¡Qué desgana!

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