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viernes, 26 de abril de 2019

Un candilazo de sol. (En Hoy por Hoy León, 26 de abril de 2019)


Creo en la política. Nada puede ser ajeno a ella, porque hacemos la vida en la “polis” y esa sencilla sentencia es una verdad incuestionable, es una de esas verdades que son verdad se pronuncien una, cien, mil o un millón de veces. Hay otras que necesitan ser pronunciadas miles de veces para empezar a sonar a verdad, porque llevan en su génesis un viso de opinión, una cierta cosmética. Me parece que se atribuye a Göbbels aquello de que una mentira repetida mil veces se convierte en una verdad. Es usucapión, principio que otorga la propiedad de un bien a quien lo usa durante un tiempo determinado. Creo que muchos se instalan en la verdad por usucapión. Me gusta el nombre.

Uno de los requisitos en la usucapión ordinaria es la existencia de buena fe. No sé si sería capaz de conceder buena fe a Göbbels, me cuesta imaginarme en el corazón de una persona como él. Estoy volviendo a destripar la película de Chaplin El gran dictador y cada vez me fascina más cada detalle, cada pequeño guiño. Es como un mosaico de genialidades. Desde el parecido de Garbitsh y Herring a Göring y Göbbels, hasta los pequeños letreros escondidos en las tiendas del gueto escritos en esperanto. Es política pura desde que empieza hasta que termina, por mucho que haya quienes solo se quedan en la parte más Charlot. Las elecciones del domingo son decisivas en muchos sentidos. Por eso habrá una gran movilización, según dicen los expertos. Parece que los problemas para votar por correo se deben a que hay muchos pueblos que celebran su romería en el último domingo de abril y al hecho de que haya habido días de fiesta en el periodo habilitado para ello, pero no son un indicativo de una alta participación. En cualquier caso, esa convicción de que algo importante está en juego está entre la ciudadanía. Se ha dicho mucho.

En cambio, aunque creo en la política, como me cuesta entender las cosas de la masa, me pierdo en el espectáculo, y eso que estoy atento y sigo los debates y escucho la radio y leo las noticias, de manera que me confundo cuando escucho decir que nunca esto o que nunca lo otro o que nunca sin ti o que nunca contigo, porque veo el chorreo de la sangre metafórica del engaño en las manos de quienes prometen tanta verdad. Y, no obstante, creo que debes ir el domingo a votar. Me parece importante que lo hagas sacando la papeleta desde tus convicciones y utilizando todas tus razones para convencerte, como me parece importante que nunca votes como quien aplaude el gol de su equipo. Quiero decir que no es verdad que uno nazca del PSOE como quien nace del Atlético de Madrid, o que se es del PP, como quien es de Morante de la Puebla. Las cosas no funcionan así. La política tiene que estar a salvo de fans, piensa lo cerca que están los fans de los fanáticos.

Y llevo ya un rato hablándote y no te he dicho lo mucho que me gustó la foto del debate de los candidatos en Radio León. Es verdad que Javier, que también sonríe satisfecho, mira a otra cámara, pero Carmen, Justo y Ana nos están mirando muy directos con su sonrisa de postín. Voy a creer en su buena fe, voy a concederles la verdad por usucapión, voy a creer que el domingo habrá un candilazo de sol entre tanta nube. Un candilazo como el discurso final de la película de Charlot: cinco minutos de belleza dedicada a la esperanza.

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