La belleza está en
la metáfora, no en la realidad del objeto. Seguro que te das cuenta de lo que
digo si piensas, por ejemplo, en la morfología de un pájaro. Piensa en una
paloma, en un mirlo, en un sencillo pardal y observa la arquitectura de su
plumaje, las curvas del pico, la fragilidad de alambre de sus patas. Si piensas
en el pájaro como cosa, como un simple objeto que hay en la realidad más común,
te parecerá que es hasta desagradable, repulsivo.
En cambio, hemos
elegido los pájaros como metáforas de la libertad o de la paz o de la belleza
misma y esa condición supera su repelente realidad. Este verano un abuelo se
llevaba por las noches a su nieto a cazar pájaros. Los buscaban entre los
árboles y les apuntaban con la linterna. No llevaban tirachinas ni escopeta de
balines. Les bastaba enfocarlos con el haz de luz y la sabiduría del abuelo
para encender la antorcha de la magia. Pero la belleza no está en el hecho en
sí, que no es nada, sino en su interpretación, en su interpretación emocional,
por ser exactos.
Por eso es magia
la Romería de los Pájaros de Paradilla de Gordón. No por el hecho en sí mismo,
sino por su interpretación emocional. Me recuerda algún pasaje de Las enseñanzas de don Juan, ese en el
que Castaneda le pregunta a don Juan si se de verdad se había convertido en un pájaro
y su maestro le pregunta a su vez: ¿viste como pájaro? ¿Volaste como pájaro?
¿Sentiste como pájaro? Si hiciste todo eso, entonces qué me estás preguntando.
La cita no es textual, pero sí el sentido. Creo que es por eso por lo que en
Paradilla hacen pájaro a todo el que se acerca y le animan a participar de la
fiesta, aunque no suba en madreñas, como manda esta tradición que empezó el año
pasado, y le animan a sentirse como pájaro, porque pájaro es el apodo que
reciben los del pueblo. Una buena manera de acabar este verano que termina en
fin de semana: como diciendo que hasta aquí hemos llegado y que el lunes es lunes
y otoño y que eso de sentirse como un pájaro es cosa del verano y de gente que
anda inventando todo el día.
La belleza no está
en el objeto, ya sabes, sino en la interpretación, en el sentido exacto de la
metáfora. Encontrar la escultura de un “trasgu” saludando en la montaña,
escuchar acordeones, plantar pendones, encender la fiesta, todo carece de
sentido si tú no se lo pones. Cada cosa insignificante que te sucede, cada
desencuentro, cada risa, cada mirada llena de miedos y reproches, cada roce, cada
sílaba que encajas en tu almohada es una metáfora, si te interesa. Pájaros que
aborrecéis pájaros, pájaros de mal agüero, pájaros de cuidado, pájaros de
bandada o de arboleda, buscad la belleza en la metáfora. No dejéis que haya
pájaros de plumaje sospechoso que os espanten.
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