Hay una cultura de la sinrazón, que a mi razón se hace
y que de tal manera mi razón enflaquece, que con razón o sin ella me siento
honrado de no entenderla. Yo mismo me ensalmo como arenque para la fritura y me
desentierro a veces, dejando al aire toda La Mancha de ensoñaciones que desde
chico he construido.
Uno que es del sur, y gallego y leonés y quizá más
cosas, pero del sur antes que nada, sin más patria que la memoria escasa, tiene
siempre la tentación de hablar de sí mismo en tercera persona cuando avanza la
cuestión nacionalista. Quiero decir que me desencuentro, que llevo mal estos
debates de fronteras y que me siento al margen de esta ola que nos lleva, si es
que es esa ola la que nos levanta hacia el grito razonado del domingo. Quiero
decir que nos avala la historia en tantas voces que por sentir me siento hasta
extranjero de mi casa y de mi vida, de mi huerto y de mi azada, ahora que los
narcisos florecen y los jacintos llenan de olores las ventanas. Jacintos morados
como banderas, púrpura de León rampante. Aroma de tierra intensa.
El domingo va a ser un día de historia. Muy nuboso
dice a esta hora la predicción del tiempo. Muy nuboso, gris y pesado, grave. Un
día perfecto para las fotos, un día preciso para abrir la Constitución por el
artículo correcto, quizá más el 143 que el 155, pero sobre todo por el artículo
10 y puede que hasta por el 13, porque el 10 y el 13 son antes que el 143 o el
155. Habrá muchas razones para reclamar la Autonomía por el 143 y me parece que
todavía hay quien piensa que hay razones para que el Gobierno reclame la
autoridad por el 155. Es una discusión que me desborda, porque yo no paso del
10 que reconoce la dignidad de la persona como fundamento de la paz social. Muy
nuboso el domingo si no se asienta sobre esa idea de la dignidad de las
personas. Muy triste y sin lluvia si no defiende que los apátridas tengan vida
en esta patria. El sur está lleno de personas que vienen buscando una vida
nueva, una vida fetén que han visto por la tele desde que tienen parabólicas.
Quieren ser norte.
León rugirá el domingo, claro que sí. Todos lo han
dicho. Todos lo quieren. Todos esperan un asiento en la mesa infinita del 3 de
marzo, esa mesa que hará que León emerja de una situación postrada al desastre de
la ausencia de recursos. León quiere ser norte. Debe ser norte. Es norte. El
miércoles en el Palacio de los Deportes recogía una pancarta el grito ya
conocido: leoneses somos, fuimos y seremos; por castellanos nunca pasaremos.
Es tiempo de emerger. Quizá el tiempo de un emerger “feténico”.
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