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viernes, 3 de septiembre de 2021

En el corazón de una cebolla. (En Hoy por Hoy León, 3 de septiembre de 2021)

    Me apetece simular que estamos empezando, que tenemos toda la vida por delante y que no hay nada en nuestra espalda, que todo lo que nos hemos dicho en el pasado —bueno, lo que yo te he ido diciendo y tú has más o menos escuchado— se ha esfumado como un “puf”, una nubecilla de genio de la lámpara que brota sorpresiva y desaparece, nada en realidad. Simular que todo es nuevo, nuevo y desmontable, como un velador en la plaza, como un deseo expresado en silencio al interior de tu saco de los deseos, algo diferente y efímero, como la radio, como una mirada o un roce. Sin pasado que cierre el paso a lo que viene.

    Simular que todo está bien es el arte de este tiempo. Simula el flujo de los días que no envejecemos y nos convencemos de ello en los espejos de nuestra eterna juventud; como simula el cielo lluvias intensas, lluvias que desbordan cauces desaparecidos e inundan los mundos nuevos que hemos ido construyendo con total desprecio al trazado natural de las vías de desborde; como simula el vuelo de las garzas su disposición a la llegada del frío o simula el flujo del tráfico que la vida circula por las calles. Simulamos bienestar y tristeza con la misma mano ligera que levanta muros. Simulamos que sabemos de Cuba o de Venezuela como simulamos saberlo todo sobre Afganistán al mirar la fotografía de las familias que nos llegan, los niños que se refugiarán entre nosotros escapando del horror. Simularemos saber que están entre nosotros, que tienen nuestro calor y nuestra acogida. Y te digo que ese sentimiento altruista es una simulación, como es una simulación el sentimiento contrario. Sentimientos simulados.

    Si quieres salvar el festival del disimulo en el que vives, vete quitando capas de angustia y miedo, seguridad y soberbia, alegría y tristeza. Empieza a desnudar la cebolla de tus sentimientos y busca eso que está escondido en el interior más profundo, pero no me digas que se trata de una imagen de la última novela turca que has simulado disfrutar o de la última discusión en el hilo sobre la vida de Rocío —quizá una simulación sobre la simulación—. No me digas que en el corazón de esa cebolla está el sorprendente gol de la Cultural. No simules afección por la disputa sobre el último libro o la última película, ni por la verdad descubierta en el encuentro místico con aquella montaña que escalaste. Despertar a la vida es salir del disimulo, deshojar todas las capas de la cebolla hasta llegar a ese corazón que también se deshace en capas. ¿Cómo sabes que ya has llegado a lo más profundo si se te escapa entre los dedos?

    En el corazón de una cebolla no hay más verdad que en su piel más externa, solo hay una deliciosa confusión de jugos y texturas. En un mundo en el que traer un contenedor de cuarenta pies desde Shanghai cuesta doce mil dólares además de lo que cueste lo que traigas dentro, discutir sobre el velador de San Marcelo es un acto de amor, una simulación, una forma de seguir viviendo. Lo que ocurre, y quizá esta sí que sea una simulación importante, es que parece que hay quienes pueden hacer lo que les parece y quienes no, pero no vamos a simular que eso es nuevo y también es verdad que, si el velador simula adaptarse a la normativa municipal, no se le pude negar el permiso. También habrá que oír a los negocios vecinos, que simularán su conveniencia para competir. Si me dan a elegir, prefiero mil veces el corazón de una cebolla.

1 comentario:

  1. Bravo por tus comentarios .
    Esta semana "descamando " ese producto tan de nuestro terruño bolañego.....

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