Buscar este blog

viernes, 17 de junio de 2022

Con rumbo desesperado. (En Hoy por Hoy León, 17 de junio de 2022)

    No sé si alguna vez has visto a los animales abandonar el bosque con rumbo desesperado al comenzar el incendio. Yo tengo la imagen de esa estampida dibujada en uno de aquellos libros de Bruguera que leíamos en los setenta, cuando el cambio climático todavía no era una evidencia. Igual ni te acuerdas o ni los llegaste a ver nunca. Había una serie que publicaba clásicos de aventuras, Verne, Salgari, Dumas, Walter Scott,… Muchos empezamos ahí a dejarnos los ojos en el gusanillo de la lectura. Moby Dick, La Isla del Tesoro, Robinson Crusoe. Se podía leer el texto, imagino que adaptado — ¿quién se acuerda?—, aunque la mayoría nos íbamos a las viñetas que contaban la historia con un ritmo semejante al del cine. También cayeron en mis manos por aquella época otro tipo de ediciones realizadas con el mismo concepto, pero con otro contenido: igual has oído hablar de Los cinco, Los Hollister o Susy la pelirroja. Es de alguno de esos libros de donde guardo la imagen de los animales abandonando el bosque en el incendio y los dibujos infantiles se almacenan en mi memoria con la misma alarma que si estuviese viviendo ahora mismo la escena. El bosque desesperado.

    Me veo en esa tesitura del abandono con rumbo desesperado y tiemblo por el miedo. Es verdad que fue hablar el Consejero, el miércoles, del operativo de lucha contra incendios forestales y declararse el de la Sierra de la Culebra, que todavía a esta hora nos tiene en vilo. El horror del fuego. Lo que nos obliga a escapar o, en eufemismo escuchado al Delegado del Govern en Lérida, auto evacuación de las personas. Este concepto de auto evacuación es como la racionalización del pánico, la frialdad ante la inminencia del desastre. Hielo, flema contra flama. El bosque en llamas y colocamos el cepillo de dientes junto a la pasta dentífrica en el neceser y el pijama bien doblado junto a la ropa interior limpia. Auto evacuación racionalizada ante el pavor del fuego. Cuesta creerlo. Uno imagina otra estampa, más la del dibujo de la historieta infantil, la carrera desenfrenada, la escapada sin rumbo, la huida sin esperanza. Pero, hablando del Consejero, ya es mala suerte tener la rueda de prensa programada para el día antes del incendio. Si hubiera sido leridano, habría podido auto regular su comparecencia y hacer que los incendios de Zamora se auto alimentaran en dosis moderadas de riesgo medio, con una condición más adecuada a su discurso.

    No sé si viene del Segre, pero es la pera que parte de la fruta que ha llegado a los colegios en estos días la haya comprado la Junta en Granada a un intermediario que la trae de Lérida. Ya ves, otro incendio. Ojalá las llamas se extingan pronto en la comarca del Segre, y aquí, más cerca, en la de la Culebra. Ojalá no se enciendan más fuegos. Ojalá no nos veamos auto evacuados con rumbo desesperado por ninguna causa. Ojalá, Pereira, las del Bierzo vuelvan a ser las peras de Dios en los colegios.


No hay comentarios:

Publicar un comentario