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viernes, 23 de septiembre de 2022

Desde un conjunto vacío. (En Hoy por Hoy León, 23 de septiembre de 2022)

            Me ha hecho repensarme muchas cosas la entrevista de Carmen Tapia a Miguel Martínez en la que habla de su enfermedad. Es de valientes, vamos a decirlo así, reconocer que uno padece Alzheimer. Miguel ha sido siempre muy valiente para todo, dijiste. Yo no lo sé. Quizá sea eso, quizá sea una cuestión de valentía, quizá sea sencillamente eso que llamamos vivir.

            Lo digo porque en ese andar por la vida en el que todos estamos ya es un acto de valentía enfrentar cada mañana. El atasco de la bajante, la bomba de la caldera, el precio de los hoteles, la leña y el carbón. Un lunar que se transforma, una llamada de la ginecóloga anunciándote que hay alguna cosa que no está bien. Todo requiere valentía. La tabla de multiplicar, el logaritmo neperiano. ¿Acaso no hace falta valor para entender qué son los descriptores del perfil de salida de la Educación Primaria?

            Es una evidencia que convivimos en la valentía, en la consciencia del daño. Yo aprecio la decisión de Miguel Martínez de enfrentar su situación, asumirla y comprometerse con ella. Es más, sin entrar en otro tipo de valoraciones, me parece que es algo que siempre ha hecho, aunque diga que antes jugaba mejor al golf. Otra cosa es que a los demás nos pareciese bien eso con lo que se comprometía o no, en esa parte no voy a entrar porque pertenece al pasado —creo que pertenece al pasado, no estoy muy seguro— y es verdad que cuando vemos la foto de un hombre que ha sido poderoso en la antesala de la dependencia, como nos pasó con Suárez o con Maragall, comprendemos que la importancia de lo que nos pasa es muy relativa y eso nos permite ser pacientes, pacientes con lo que hay, pacientes con lo que nos llega, pacientes valientes, como todos los que asumen la paciencia a la que obliga toda enfermedad. Mira tú ese vértigo cómo te tiene, mira esa espalda cómo te para, mira esa tristeza que se te ha metido en el pecho y que no sabes identificar. Paciencia. Paciente.

            El paciente está en su sábana, se arropa en su inseguridad ante lo que sufre, ante lo que viene. El TAC dirá que estás limpia, que lo que tienes es abordable y se puede eliminar. El tiempo se arrastrará de consulta en consulta, de tratamiento en tratamiento, hasta que te vuelvas a encontrar en la seguridad de que todo vale la pena de nuevo. En cambio, Miguel sabe que viaja hacia un conjunto vacío. En realidad, él ya lo sabe y la diferencia está en que nosotros no somos conscientes de estar en ese viaje hacia la no consciencia. Él ya está sentado en su asiento y su tren es de largo recorrido. Verá el mundo correr por la ventana. Algunos pensamos que todavía no hemos llegado a la estación. Me acuerdo mucho de quienes atendéis o habéis atendido a personas que viven en ese conjunto vacío de la conciencia. Citaría vuestros nombres, pero sé que no os vale la pena, que habéis aprendido tantas cosas en ese viaje que no es el vuestro, que el dolor del vacío os ha enseñado lo que significa ser valiente: eso que llamamos vivir.

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