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viernes, 14 de abril de 2023

Potencia. (En Hoy por Hoy León, 14 de abril de 20239

    Perderse en el mar rosa de las flores del cerezo de un jardín japonés es abundar en la belleza apretada de los racimos, señalar la manera en que se atan las miradas afines aun en las distancias más exageradas, ya sea por el tiempo o por los espacios o por las obligaciones, ¿quién podría hacer una lista de este tipo de cosas? En general, las listas se vuelven armas. Listas para la compra, listas de clase, listas de pros y listas de contras. Listas que se presentan con los logos de tal o cual condición. Listas de novedades, listas de éxitos, listas de convocados. Las listas que tenemos entre manos son esas que aprietan y separan. Listas que contienen y excluyen, listas que definen a quien las redacta. Lista de listas, como esta, tan incompleta como mi pensamiento. Lista que ya está casi lista, pero no es la lista que la gente lista ha dado por buena.

    Perderse en el mar rosa del cerezo del jardín japonés o en el pruno indefenso de la jardinera de un centro comercial —también luminoso de flores— es flotar sobre la corteza de todos los problemas, esa corteza que podría entenderse cortedad o estrechez ante la amplitud de la tarde, su infinito azul en gamas definibles, esperables, predecibles. Entrar en el jardín o bordear el parterre son opciones semejantes, son modos de abordar la consecuencia. La lista ya está en marcha, ahora volarán las papeletas. Es lo que todavía se presenta vestido de potencia.

    Y de potencia hablábamos el viernes pasado, que no estuve aquí contigo. Hablábamos de todo lo por hacer, de todo lo posible, de toda la diferencia entre lo que se deja llevar y lo que lleva. No estabas en esa conversación, porque el viernes pasado no hubo programa, pero te tenía conmigo, porque el modo en el que hablaba esa muchacha encendida en la tarde del viernes me recordaba que siempre está todo por reinventar, que hay personas que no encuentran con facilidad su sitio porque no siempre es fácil estar en esa apretura de flores en racimo y porque hay cuellos de cisne que no se ven desde cualquier grada y los dedos que se alargan en el piano de la sensibilidad pueden ser herencia de tardes en la banqueta paciente de aquel que nos arreglaba las bicis, porque todo lo que se multiplica por sí mismo es potencia y esa multiplicación de generaciones no es ciega, no es cerrada, no es fuente de diferencia, sino que es alma de profundas verdades y ojos brillantes que no necesitan lecciones.

    Potencia bajo el cerezo del jardín japonés, raíz profunda en las cosas sencillas, en la seguridad que se apuntala con trozos de palo aprovechados para sostener las ramas menos firmes, cuerdas que atan, toldos que cubren, cables que sostienen bombillas que dan luz. Un caballo de copas danzando de mano en mano, una risa sin presión, una bondad desproporcionada. Potencia de la potencia, multiplicación permanente de la herencia genética, listas que se generan sin control. Un pruno florecido. Un huerto pequeño de guindillas en macetas. Una lista interminable de cosas que agradecer.

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