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viernes, 21 de abril de 2023

Senos. (En Hoy por Hoy León, 21 de abril de 2023)

    La definición exacta del seno de un ángulo es la razón que se establece, en un triángulo rectángulo, entre el lado opuesto al ángulo y la hipotenusa. Por eso su valor máximo es uno. Es el seno del ángulo de noventa grados, que sería el resultado de dividir la hipotenusa por sí misma, me parece, aunque no tienes que hacerme mucho caso en esto.

    En la función seno todos los valores se mueven entre uno y menos uno. No hay más ni menos. Un horizonte máximo de uno y un mínimo de menos uno, de manera que esa presión, ese universo comprimido, forma parte de la que llamábamos razón fundamental de la trigonometría. Se me ocurre imaginar ese universo cerrado entre el uno y el menos uno como una cueva poderosa que comprime sus paredes con capacidad para romper piedras, para soltar enganches, para despegar medallas, pero, a la vez, el eco maternal de la palabra, me propone un espacio acogedor, un lugar para quedarse, un punto oscuro para señalar la equis del tesoro, como un lunar en el mapa. Ese lunar, claro.

    Y pienso todavía más en el seno maternal primero, la propia tierra, su propio corazón interno que es fuego, pero es agua. En el seno de la tierra, en el seno del mar, en lo más profundo está lo elemental y eso buscas cuando entiendes que esa piedra desprendida, esa medalla, son metáforas de tu agobio, tu escapada desde la razón fundamental. En el seno está el agua, esa agua que ya ha desaparecido, que se ha perdido en la profundidad en la que se vierte. No hay agua. No llueve. El seno de los embalses está desnudo en esta época de lluvias que no suceden. Abril, aguas mil, nos dijeron. El seno de los ríos, el seno seco de tantos ríos. Algo que todavía por aquí no vemos, pero que se adivina. ¿Has visto cómo se están secando los prados? ¿Has visto el césped de los parques? Nos hemos creído que nuestro León es siempre húmedo, porque nunca hemos visto que no corriera el agua, solo que quizá deberíamos empezar a tomarnos de otro modo este problema.

    La Confederación Hidrográfica del Duero ya está adoptando medidas restrictivas para el uso racional del agua durante la actual campaña de regadío en los sistemas Pisuerga, Bajo Duero y Torío-Bernesga. Imagina lo que puede ser en el Guadiana. El agua es la misma para todos, como el aire, como la tierra, como el fuego si queremos encerrar todo lo elemental en el razonamiento. Entre el uno y el menos uno, ya hace años que hay quien está pendiente cada semana del nivel de los pantanos. Caverna, cueva, gota. En el seno de la tierra, en lo profundo, gotas que se miran dejando un rastro de cal necesitan miles de años para abrazarse. 

    Esta semana hemos escuchado el diagnóstico sobre el problema del agua. Hemos oído a los agricultores decir que no hace falta saber del problema lo que ya sabemos, que lo que falta es encontrar soluciones. Pienso en el seno de Abraham, donde esperan la redención las almas de los justos hasta la llegada del Mesías, en el desierto de Israel, donde el Jordán y la ingeniería han construido un regadío milagroso. Milagros en el seno del desierto. Piedras convertidas en arena. Agua. Vida en el seno de la vida.

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