Hay un dicho gallego que no
voy a traducir, pero que es muy expresivo: “quen ten cú, ten medo”. El miedo es
una emoción que todos hemos experimentado. Los hermanos Grimm contaron la
historia de un hombre que no lo conocía y que hizo un viaje para saber lo que
era. Solo la idea de pensar en una mujer o un hombre que nunca lo hayan conocido es algo que nos fascina, como
nos fascina el miedo mismo y nos resulta irresistible. Es una emoción que
buscamos experimentar, que nos atrae y espanta al mismo tiempo. Quizá es por
eso por lo que ayer titulaba en su portada el Diario de León que La Guardia Civil saca a la calle al GRS por
la alerta yihadista. Tengo que decir que me impresionó el titular y que leí
la noticia con algo de aprensión, hasta que comprendí que lo que pasa es que
las fuerzas de seguridad se hallan en alerta desde los atentados de París. Lo
que no deja de ser preocupante pero igual no justifica el titular.
Me decía hace poco un amigo
que practica el buceo que la clave es la tranquilidad. Me hizo gracia que me lo
tenga que venir a contar un buzo. Él lo decía a propósito de lo que conviene
para hacer una buena inmersión y disfrutar de la experiencia. A mí me parece
que la idea es exportable, que de la misma manera que para disfrutar del buceo
uno tiene que estar tranquilo y tratar de hacerse desaparecer en la calma bajo
el agua, en general es bueno estar en esa actitud de contemplación ausente,
mantener la distancia con el mundo para poder observarlo y entenderlo. Y disfrutarlo,
claro. Lo que no cabe, cuando está uno bajo el agua, es el miedo. Así es que,
si nos hundimos en la amenaza yihadista, más nos vale mantener la calma y no
dejarnos agitar por tormentosos titulares que a lo único que conducen es al
miedo. Te lo digo porque – y lo aprendí el mismo día en el que el buzo me
hablaba de la tranquilidad- si te pones a pensar, el mundo es lo que de él tú
mismo te dibujas. Y si haces un dibujo en que no crees, corres el riesgo de
vivir en un mundo equivocado, pero tienes que entender que el dibujo solo es
eso y que es una forma de ver las cosas, solo una forma más, por mucho que en
los trazos gruesos aparezca una caricatura de profeta. Dibujar es aprender a
mirar. El arte del dibujo no está en las manos, sino en la mirada. Pintar es
aprender a ver el mundo de otro modo y es mejor dibujar un mundo en el que el
miedo no sea una emoción tan útil para cortar las alas de la libertad a los que
no nos sentimos embargados por su peso. El peso del miedo es inversamente
proporcional a la sensación de libertad. Impresiona ver los chalecos antibalas
y las armas al hombro. A algunos les sirve para sentirse más seguros y a otros
para multiplicar el miedo.
Pero
no solo nos da miedo que nos manden al otro barrio en un atentado terrorista.
También tenemos miedo a cosas más sencillas. Dime si no a qué se deben los
atascos de ayer por la mañana con las cuatro gotas de nieve que cayeron en la
capital. Si me dijeras que hubo una nevada como la que cayó en la montaña, lo
entiendo, pero conducir con ese exceso de prudencia con el que algunos
transitaban entrando a León ayer por la mañana me parece absolutamente
desproporcionado. Me sentía atrapado entre la nieve y el miedo, viendo que
llegaba tarde al trabajo y asumiendo que, como el miedo había decidido detener
el ritmo, no quedaba otra que mirar el paisaje con la tranquilidad de un buzo.
Non teño constancia de que os buzos teñan cú, máis ben algo metamorfoseado nunha aleta que cubre o expediente. De calquera xeito nótase a túa influencia da filosofía grega, ou non?, con esta construción en anel. Parecía lembrar algún mito das clases de filosofía. Un recoñecemento galaico para os teus comentarios, propios por exemplo dun exame de selectividade e non outras chorradas.
ResponderEliminarP.D. Como bilingüe que es, a tradución, literal-literaria-imaxinaria, déixocha a tí. Boa noite.
Pepe.