Ya
lo sabes, Pilar, a veces la costumbre destroza la sensibilidad. Lo dijimos en
abril del año pasado. Lo sabemos de sobra. Lo bueno es que no nos
acostumbramos. Lo malo es que nos desborda la sensibilidad. Sé que no te pilla
de sorpresa esto que te digo, pero hay un artículo firmado por Estura Flumen en
la revista Castillete en noviembre del ochenta y uno que me gustaría citar
aquí, porque creo que conviene. Es un artículo en contestación a otro firmado
por un tal Aries en el número anterior de la misma revista, publicada en agosto
de ese año, en el que Flumen arremete contra Aries por defender un diálogo entre
la empresa y los trabajadores. Viene a decir Estura Flumen que los intereses de
obreros y empresa están tan separados que no se puede pretender un acercamiento
más allá de las negociaciones que se ciñan a lo pactado en los convenios de
carácter general y que ese diálogo no se puede producir de cualquier manera,
sino que debe hacerse solo entre los representantes elegidos de una parte y de otra. Dice que las empresas persiguen
obtener beneficios materiales dentro de una economía de mercado de carácter competitivo.
Otra cosa sería si las empresas fueran “concebidas
para la promoción y desarrollo integral del hombre, incluyendo, naturalmente,
la producción de los bienes realmente necesarios para ello, en solidaridad con
las otras empresas”. Esa es la sensibilidad de la que te hablo. Otra cosa
sería si las empresas fuesen empresas de hombres y no de productos. ¿Qué,
Aries, cómo te quedas?
Y
ayer, cuando descansaba por fin de toda una vida enredado entre la mina y los
quehaceres, entre la soledad del viudo prematuro y la alegría de cuidar a la
nieta en Villlalba si hacía falta, abandonando las rutinas para volcar el mundo
y ponerlo al servicio del modo sencillo de hacer las cosas, se parecía a José
Luis Sampedro en su delgadez. Lo curioso es que ese Aries iluso, tan criticado,
en realidad era el mismo escritor bajo otro pseudónimo. ¡Qué idea tan genial!
Se me ocurre que hacer esto es hablar con el espejo, afinarse, limar cada
arista desdibujada del propio pensamiento. He estado repasando sus artículos.
Hay una prosa fácil y profunda, con temas tan actuales como el que ya en el
número uno de la revista expone Aries a propósito de los conceptos de Poder y
de Prestigio. Un político de la época dijo que para que la autoridad fuera
efectiva, debía reunir esos dos requisitos. Pienso, dice Aries, que “sin prestigio, el uso de la autoridad se
convierte en "abuso", en el más riguroso sentido de la palabra,
aunque legalmente así no esté reconocido. No vale ignorarlo, pues como esto es
una realidad, esta sigue actuando, aunque no se tenga en cuenta. A las
realidades hay que tenerlas en cuenta precisamente por eso: por la
"cuenta” que nos tiene”. Y esa es la cosa, por la cuenta que nos tiene,
deberíamos saber siempre cuál es la realidad que pisamos. Es una joya esta
revista Castillete. La publicó la Hullera Vasco Leonesa durante muchos años y vale la pena leerla,
para entender qué es la mina, para saber cómo fue la transición tiznada del
negro del carbón y para comprender que, aunque pasan los años y cambian las
condiciones, hay una verdad que permanece, aunque se vea distinta desde el lado
de Aries que desde el de Estura Flumen.
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