Buscar este blog

viernes, 7 de septiembre de 2018

Crucidrama. (En Hoy por Hoy León, 7 de septiembre de 2018)


Me gusta mucho resolver crucigramas. En especial los que elabora Mambrino, porque mezcla en ellos sentido del humor, actualidad, frases hechas y pequeñas perlas culturales que deja caer como el que no quiere la cosa. Son cinco, diez, a veces quince minutos de no pensar en nada manteniendo la mente ocupada, como quien aborda una especie de yoga, una sadhana, un ejercicio espiritual que se hace religión cuando se ritualiza: el momento mágico de hacer el crucigrama. Y al mantener la mente ocupada, descanso. Descanso sobre todo de la propia mente que es la que me tiene todo el día en un sin vivir: recordándome esto, obligándome a lo otro, advirtiéndome de aquello, empujándome a lo de más allá. La mente, la lamentable mente que lamentablemente no nos deja ni un pensamiento puro. ¡Vaya mentecatez, dirás! Y sí, es otra vez la mente juzgando lo que oyes, cuando podrías dejarte llevar solo por lo que digo, dejándola en suspenso, como haces al escuchar la respiración del mar.

Digo que esto de los crucigramas es religión desde que he descubierto en ellos mensajes directos para mí. Por ejemplo, al resolver uno de antes del verano se podía leer una frase de Schwarzenegger que era la siguiente: “Es muy fácil: si cuando te mueves tiembla, es grasa”. Y ahora, visto con la perspectiva de todo este desmán de chiringuitos y barbacoas, es mejor no mirar qué es lo que tiembla cuando me muevo. ¡Si le hubiera hecho caso a Mambrino! A veces los mensajes no son tan claros y me aparecen palabras que tienen especial significado para mí: chadiana, arroyuelo, Neptuno. Palabras que a ti no te dicen mucho, pero que para mí son mensajes cristalinos. En esta locura del crucigramismo he llegado a creer que Mambrino y yo tenemos una conexión mística especial y me he puesto yo mismo a elaborar crucigramas y enviarlos con mensajes directos a quien sé que los va a comprender. ¡Y son comprendidos! Y en el fondo creo que si tú que no crees en esta nueva religión buscas un mensaje en el primer crucigrama que hagas, lo vas a encontrar.

Me da la impresión de que te decepciono. Me llega telepáticamente tu idea de que me ha dado algún siroco y ya no te hablo de lo que esperas, que esta tontería de los mensajes en los crucigramas ni te va ni te viene. Lo veo en el siete horizontal: decepcionante. Y también lo veo en el seis vertical: intrascendente. Y se cortan en la letra C, que es justo la inicial de cruce, de corte, de Cruz. ¿Quieres más señales?

Este verano empezó con una cruz y termina con un drama. Un verdadero “crucidrama”. El drama de Vestas: molinos, Daimiel que se queda y Villadangos que se va, Don Quijote, el yelmo de Mambrino. El drama de siempre, con su plan de tierra prometida, ínsula de enormes riquezas para quien no las tiene; trabajo, bienestar, progreso (en el ocho vertical). Con su nudo de subvenciones a fondo perdido y alfombras y parabienes. Con su desenlace deslocalizador, palabras que empiezan con la “d” de drama y decepcionante y que podrían ir al uno vertical. Y la cruz la tienes más que clara: caja, préstamo, prescripción, contrato, información, amiguismo, enredadera, conseguidor, privilegiado. En la cinco horizontal no cabe otra palabra que no sea “trampa”.

No hay comentarios:

Publicar un comentario