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viernes, 13 de marzo de 2020

Codo con codo. (En Hoy por Hoy León, 13 de marzo de 2020)

Hazte a la idea de que esto es un percal. No en el sentido literal de lo que es un percal, ni tan siquiera en el figurado, aunque quizá sí, quizá en ese sentido de asunto bien conocido por alguien podría funcionar. Pero no es eso lo que quiero decir. Lo que me sale es un “¡vaya percal!”, una idea desoladora de no saber por dónde empezar, ni qué hacer, como que me dieran un capote de brega y me echaran al ruedo a recibir al morlaco. ¡Menudo percal!

Fíjate que yo siempre el percal lo encierro entre admiraciones y me cuesta esa función de atributo y, cuando lo escuché el otro día, me di cuenta de ese significado poderoso que sobrepasa la designación exacta de lo que es: un verdadero percal. Nos va a costar asumir la ausencia de relación social. El aislamiento no nos resulta fácil, porque estamos hechos al contacto. Ya nos cuesta un mundo encontrarnos con alguien y no darle la mano o mostrar una expresión de afecto en el modo que sea y esa cosa del codo, ¿qué quieres que te diga? Me siento como un Playmóbil. ¡Ah, no, que ellos no pueden darse codo con codo!

Nos costará hacernos a la idea de colegios sin niños, teatros sin teatro, campos de fútbol sin fútbol, bares sin ruidos o iglesias sin misas. Nos va mal el aislamiento, pero ese es el percal y con ese percal tendremos que hacer la faena los próximos días, semanas o meses, ¿quién podrá saber? ¿Quién será quien sepa de verdad cómo es este percal? He leído estos días tantas bobadas groseras, tanta desinformación y me he reído con tantas bromas que empiezo a pensar que es que el género humano es de condición dudosa. Fíjate si seré tonto que yo ya tengo la tos seca, pero mantengo la esperanza de que el virus no me toque, aunque soy tan bobo que juego a la Primitiva pensando que me pudiera tocar. En esta lotería de la que hablamos te toca más fácil que en la Bonoloto. Ese es el verdadero percal, yo creo.

Así es que —grave o llevadero, mortal o una cosa de estar unos cuantos días con paracetamol en casa—, si asumimos que, sea este percal lo que sea, lo tenemos que pasar sí o sí, mejor enfrentarlo y ver por dónde viene que escondernos en un burladero a ver si pasa, porque ocurre que no va a pasar sin dar sus cornadas.

Te parecerá una tontería, pero yo estaba tan tranquilo hasta que he visto cerrado el bazar chino que hay cerca de casa. Nunca lo había visto cerrado antes de las ocho de la tarde y ayer me impactó ver la luz apagada. Además, he sabido que los estudiantes chinos que estaban en León están volviéndose a sus casas, que hasta el propio equipo de fútbol de Wuhan que estaba concentrado en Andalucía ha decidido volverse y esa idea de que aquello pueda ser más seguro que esto, a la vez que me asusta, me da esperanza. Ya ves, un percal.

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