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viernes, 3 de febrero de 2023

Igualdad. (En Hoy por Hoy León, 3 de febrero de 2023)

    En estos días estamos sabiendo de los resultados extraordinarios que han tenido los bancos en el año dos mil veintidós. Son beneficios que tienen que ver con elementos ajenos al propio negocio, en el sentido de que ese incremento de beneficios procede de la subida de los tipos de interés, del aumento de comisiones y del cierre de oficinas junto con los recortes de personal. Es decir, no es que hagan las cosas mejor y eso les reporte mayores beneficios, es sencillamente que suben los precios de lo que ofrecen y bajan la calidad de su atención. Ingresar más y gastar menos, un abecé de la ciencia, lo que decía un panadero de mi pueblo hablando de sus galletas: “yo no subo el precio, solo quito masa”. 

    Bien lo sabemos por aquí. Ese 89% de beneficio más que en el año anterior que ha tenido Unicaja, esos doscientos sesenta millones de euros, quizá tengan que ver con la fusión, pero también con los cierres de oficinas, la reducción de horarios para determinadas operaciones y la dependencia cada vez mayor de las operaciones a través de internet. Valdría decir que está pasando con todos los bancos de la misma forma y valdría decir que es el mercado, amigo. No el mercado amigo, nótese la pausa y la importancia de la coma. Uno entiende que los bancos tienen como objetivo obtener beneficios para atender las exigencias del accionariado. Las empresas se crean para eso, está claro. Es solo que me genera una pequeña duda esta forma de obtenerlo, esta idea de que es la propia evolución de la economía la que genera estos beneficios que se quedan en los dividendos del accionariado y las generosísimas formas de premiar a los directivos que presentan tan buenos resultados, pero que cuando ese mismo mercado colocó a todo el sistema bancario en situación de riesgo no fueron los accionistas quienes salieron al rescate, sino que tuvieron que ser los gobiernos quienes lo hicieran. Me dirás que todo esto es pura demagogia. Casi seguro que sí, pero fíjate qué cosas: me contaba un miembro de la AMPA de un instituto que muchas asociaciones de madres y padres de alumnos se estaban planteando cerrar las cuentas en los bancos, porque las comisiones que les obligan a pagar solo por tener las cuentas abiertas son exageradas y con los presupuestos tan pequeños que manejan gastan más en comisiones que en apoyar al alumnado. No sé si eso será así o no, pero me encaja. De hecho, me dijo que estaban buscando la forma de llegar a algún acuerdo contando con otras asociaciones para encontrar una entidad que no les cobre.

    Cobrarme por guardarme mi dinero y usarlo para hacer negocios. Tiene gracia. Todo cuesta. Todo se encarece. Todo es motivo de tasa y comisión. Protestaba mi tío hace unos días porque tenía que instalar una “app” nueva para gestionar las recetas de la mutua a la que pertenece. Cada vez más lejanos del cajero humano. Cada vez más lejos del cajero automático. Cada vez más lejos de una idea de igualdad que alguna vez tuvimos cuando nos vino a ver el progreso. 

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