Buscar este blog

viernes, 1 de marzo de 2024

Modus operandi. (En Hoy por Hoy León, 23 de febrero de 2024)

    Cuando se hace una denuncia deben darse todos los detalles que se conocen sobre el hecho denunciado. Si no lo hacemos así, podemos caer en la caricatura de Gila en ese monólogo suyo en el que dice que detuvo a un asesino con indirectas: “alguien ha matado a alguien y no me gusta señalar”. Por eso digo que, si denunciamos un hecho, no basta con decir que “alguien es un asesino y no lo quiero decir”, porque la mayoría de los asesinos no suelen ser tan sensibles como el del monólogo de Gila y aguantan las indirectas sin inmutarse.

    Te cuento esto porque en los aseos de una Facultad de la Universidad de León hay un cartel en el que se puede leer que “de seguir produciéndose el robo del papel higiénico” dejará de reponerse, con el consiguiente perjuicio para los demás compañeros. Te lo traigo al comentario de hoy y hago la salvedad de las denuncias porque supongo que debería decir con todo detalle de qué Facultad se trata y eso quizá añadiese un plus a la cuestión porque, imagínate que se tratase de la Facultad de Educación, ¿no entraríamos a valorar el hecho de la falta de educación en los futuros educadores? Y si se tratase de la Facultad de Derecho, ¿no tendríamos un caso de violación de los derechos de los demás, el más elemental derecho a la dignidad y al aseo?

    Imagino el modus operandi de los futuros graduados, actuales ladrones de rollos de papel: un sencillo entrar con la mochila vacía y salir con ella llena cuando nadie mira. Un hecho que, para que el Decanato se haya visto en la necesidad de colocar un aviso semejante, debe producirse día tras día y de una manera sistemática. Pienso en la escasa complejidad de este acto de pillaje y me pregunto si la acción de guardar en el bolsillo una comisión por la compra de, pongamos por caso, unas mascarillas cuando nadie tiene y todo el mundo las necesita, es equiparable moralmente al robo del rollo de papel. Pienso que solo hay una cuestión de grado que diferencie una conducta de la otra, que el hecho es el mismo y que consiste en aprovecharse de una necesidad de todos para un beneficio privado que además se obtiene de forma ilícita. Esa línea de lo ilícito es la que se desdibuja. Algo así como que privar a los demás del papel higiénico o forzar a la Facultad a que realice un gasto mayor del debido para no comprarlo uno es lo mismo que forzar al Ministerio a pagar de más por esas mascarillas que aparecieron de la nada en los primeros días de la pandemia a precios escandalosos quizá para comprarse uno un par de pisos o lo que sea que a uno le venga bien. Esa línea es muy turbia y debería ser muy clara: lo que es de todos debe protegerse más aún que lo que es de uno, o terminaremos peleándonos por las mascarillas y luchando cada uno por su trozo de papel higiénico. Habíamos pensado que el bien público se sostenía en las ideas de solidaridad, equidad y justicia y resulta que igual el modus operandi es que cada uno corra por donde pueda. ¡Una pena, por no decir otra cosa más cercana al papel higiénico!

No hay comentarios:

Publicar un comentario