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viernes, 10 de enero de 2020

En un mundo perverso. (En Hoy por Hoy León, 10 de enero de 2020)

La fascinación del tren está en las fantasías de Sheldon como en la escoba de la bruja. Te hablo de cuando todavía se hacían juguetes de Ibertren, que en la tele tenían estaciones y operarios de gorra de plato en primer plano que daban salida al tren eléctrico a toda velocidad por la pantalla. En casa daba vueltas monótonas sobre los raíles montados en círculo y tu imaginación construía todo lo necesario para el juego, porque el juego es el modo en que sufrimos el tiempo.

De la habilidad del jugador depende el éxito. Tal y como yo lo entiendo, el éxito no está al final del juego, ni durante el juego, sino en el jugar mismo, porque es el juego lo que explica el modo en el que estás. Modo alien, modo walking dead, modo sonrisas y lágrimas, modo kárate kid, modo pura telenovela, por evocar unas cuantas posibilidades que no agotan el repertorio, pero lo ilustran. El juego es la realidad. Digo que juegas conmigo, por ejemplo, a criticar lo que digo o a comentarlo o a hacer como que no lo escuchas o que no lo entiendes o que no te apetece pararte a pensar en esto del juego, pero lo que haces es jugar, como yo juego con lo que te cuento y me enredo en mi jugar con lo que digo hasta estar en el pedante borde del “metajuego”. Modo profesor. Modo estafa. Modo liliputiense que escala por la mandíbula de Gulliver, que se sube al labio, que flirtea con la encía el miedo del bocado. Juegos on line y analógicos. El aro, pídola, tú la llevas. El pañuelo. Fornite. Trenes de juguete dando vueltas en la mesa del salón. El juego tiene todas las posibilidades y el jugador no tiene éxito porque gana. Solo es que juega. Modo star. Se me ha caído la e. La e de estar. Modo estar.

Juego. Estar. Trenes. Ya ves de lo que te estoy hablando. Nos habían dicho que los trenes AVE se retiraban, que se escondían para que los sustituyeran trenes ALVIA. Nos habían dicho que se cerraban las taquillas. Nos habían dicho que el tren nos la jugaba. Nos habían dicho. Pero era un juego. Parece que no es verdad que eso pasara, que solo es que hacía falta pasar las revisiones y eso sí que no es un juego, que la seguridad es clave en el transporte. Y resulta que al final han pensado mejor dejarlo estar. Que los AVE no vuelan, que las taquillas no cierran en Astorga y en Sahagún, que las pinturas de la marquesina de la vieja nueva estación, ese rojo tan potente, van a brillar por encima de los trenes cuando llegue el día de la esperada conexión. Juego, trenes, estar. En la foto, la estantería del presidente de RENFE adornada de maquetas y de faroles y relojes, luz y tiempo. Las claves de un buen juego.

Lo tenía apuntado en mi bloc. Ya no me acuerdo del contexto. Tengo que aprender a anotar también los contextos: buena gente en un mundo perverso.

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